Impotencia ante el jabalí

P.V. LALÍN

ECONOMÍA

Destroza los cultivos de maíz, patatas y pastos para desesperación de los productores «Xa anda polas leiras o porco bravo». La voz se extendió con rapidez por la comarca de Deza y por toda Galicia hace un mes. El jabalí adelantó su presencia en los cultivos respecto a otros años y su hocico va arando maizales, patatales y praderas. Es como una plaga de verano y otoño cada vez más asentada. Los ganaderos están totalmente indefensos. La caza del jabalí requiere permisos oficiales y los daños que causa no encuentran responsable ni en la Administración ni en las sociedades de caza.

23 jun 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

Cada día que pasa son más las fincas atacadas y los cultivos estropeados sin opción ninguna para el ganadero, que comenzaba a ver la luz después de los temporales y las crisis ganaderas. Los productores inician su lamento y su demanda de ayudas compensatorias. Mientras, optan por replantar sus parcelas. «Meten o fuciño e trazan un rego perfecto como se fose de arado, seguindo a liña das plantas», asegura José Manuel, un ganadero de Silleda que esta misma semana sufrió en su propiedad el ataque del jabalí. La invasión se extiende con casos registrados en la mayoría de parroquias de toda la comarca y en otras zonas de Galicia. El jabalí ya no se conforma con las fincas que lindan con el monte. Baja hasta las parcelas próximas a las casas. Le sirve todo. Entra en fincas de maíz, de patatas y en los prados. Por donde pasa queda todo inutilizado. Los ganaderos aseguran que, aparte de la producción que destroza, deja olor en la hierba y el ganado la rechaza. «Non sirve que poñamos o pastor eléctrico», aseguran. El artilugio, un cierre de cable con una pequeña carga eléctrica que guarda el ganado, lo rompe el jabalí sin inmutarse. El año pasado el clamor contra el jabalí se elevó en la comarca y algún ganadero llegó a hacer guardia nocturna en sus fincas para protegerlas. Las organizaciones agrarias y los grupos políticos alzaron sus voces haciéndose eco de las protestas ganaderas, reclamando medidas oficiales de apoyo. El debate llegó hasta el pleno de la corporación de Lalín que trató de habilitar sistemas para atender las demandas y trasladarlas a la Xunta. El balance del año pasado fueron pérdidas millonarias aunque de difícil cuantificación. Este año todo apunta en la misma dirección y presumiblemente con mayor gravedad porque el jabalí comenzó muy pronto sus andanzas por los cultivos.