«Despedirte de los niños es duro pero te llena y recompensa su felicidad»

amelia ferreiroa LALÍN / LA VOZ

VILA DE CRUCES

miguel souto

Acogió desde 2009 a cuatro pequeños en su casa y aguarda poder hacerse cargo de más

02 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En la Ley 26/2015 del Sistema de Protección a la Infancia y a la Adolescencia y en el marco legislativo que desarrollaron las comunidades autónomas, se reconoce la figura del Acogimiento Familiar como un recurso de protección a la infancia. Así Cruz Roja cuenta con un proyecto de Acogimiento Familiar, que lleva a cabo en colaboración con la Xunta de Galicia y el Ministerio de Sanidad, y a través de la campaña En Familia por Dereito intenta captar más familias acogedoras. Cuenta en la provincia de Pontevedra con setenta, una de ellas de Vila de Cruces. Coro Mejuto y su marido Manuel López llevan desde el 2009 abriendo las puertas de su hogar e impartiendo cariño a raudales a cuatro pequeños. Lo curioso de esta historia de vida es que la primera decisión de acoger no fue de ellos. La culpable fue Belén, la hija menor de Manuel y Coro.

-Estudiaba en La Salle, y tendría 15 o 16 años, y llegó a casa con unos folletos que le dieran en el colegio sobre el programa de acogimiento de menores de Cruz Roja y dijo que teníamos que ser familia de acogida. Mandó los papeles y no tardaron ni una semana en llamarnos. Imagínate la sorpresa (risas). A partir de ahí vinieron las reuniones en Pontevedra, evaluaciones del núcleo familiar, pruebas psicológicas, charlas, cursos... y finalmente nos dijeron que podíamos acoger.

-¿Qué requisitos son precisos para ser una familia apta?

-Valoran fundamentalmente que el niño esté en un buen ambiente familiar. Otra cosa eres tú, que necesitas ejercer un control de la mente. Hay situaciones difíciles de afrontar como es la marcha del niño. Tienes que asumir desde el primer momento que el pequeño estará en tu casa solamente un tiempo y que posteriormente ser irá con su familia biológica o de adopción.

-¿Tendrá grabada la llegada del primer pequeño a su casa?

-Las tenemos todas grabadas y hablo en plural ya que en esto se implica toda la unidad familiar: mi marido, mis hijas Belén y Silvia, mis hermanas, mis padres, mi suegra... Y el primer acogimiento fue a los seis meses de que nos diesen de alta como acogedores. Llegó una niña. Tenía nueve años y se fue con algo más de trece. ¡Toda una experiencia para ella y para nosotros! Era muy abierta, con mucha vida y vivencias complicadas... Nos dio cariño y nosotros a ella, y la crié como si fuese una hija más. El segundo acogimiento también fue de una niña. Tenía un año y dos meses y pesaba solamente siete kilos. El tercero fue un niño de catorce años con necesidades especiales y el último que estuvo con nosotros, y que se marchó el 30 de marzo, llegó siendo un bebé de un mes y veinte días y se fue con un año y siete meses.

-¿Están preparados para las despedidas?

-No son fáciles. Es lo peor pero desde el minuto en que llegan a casa te vas mentalizando de que no es tuyo y sabes que se marchará. Lo peor es cuando se cierra la puerta. Ahí es cuando te desahogas. Despedirte de los niños siempre es duro pero te llena y recompensa su felicidad. Es una satisfacción grandísima y sinceramente creo que me hice más buena y mejor persona desde entonces. Es enormemente gratificante y una palabra o una sonrisa te hace seguir adelante con este programa.

-Desde marzo no tienen a nadie en acogida...

-Y está la casa vacía. Estoy deseando que me llamen y que se pueda hacer uso de los juguetes que tenemos por casa. Es una forma que tenemos también de retomar una etapa vivida ya que nuestras hijas se independizaron pronto y están fuera de casa y volvemos a las cunas y a las bicis.

«Seguiremos acogiendo hasta que podamos físicamente»

El acogimiento familiar produce la plena participación del menor en la vida de la familia e impone la obligación de velar por él/ella, tenerlo en su compañía, alimentarlo, educarlo y procurarle una formación integral.

-Por eso implicamos en nuestro caso a toda la familia en el proceso para que el niño se sienta plenamente integrado en un ambiente familiar. Consultamos con las hijas y con mis hermanas cualquier nuevo acogimiento. Nos implicamos todos!

-¿Mantienen contacto con los niños a posteriori?

-Con los tres primeros que tuvimos lo mantenemos. Con el último, el más pequeñín, que fue adoptado poco sabemos de él; solamente que está bien. Es una decisión que compete a la familia de adopción.

-¿Animaría a que otras familias se hiciesen acogedoras?

-Por supuesto. Que no lo duden! La gente no sabe, ni se imagina, lo gratificante que es. Son niños 100 % agradecidos que buscan cariño y calor de familia.

-¿Su entorno y sus vecinos entienden lo que hacen?

-Pues la verdad es que la amplia mayoría no. Muchos me dicen que debería de emplear mi tiempo en otras cosas. ¡Ojalá todos los locos hiciesen lo mismo que nosotros! No lo entienden incluso en el colegio cuando llevo a los niños, pero nosotros estamos muy convencidos de lo que hacemos y seguiremos hasta que podamos físicamente y anímicamente. Creo que hay que divulgar más este programa ya que probablemente falte información y la gente no sepa en que consiste.

-¿Mantienen contacto con otras familias del programa?

-Mantenemos comunicación entre familias y una vez al año compartimos experiencias en un encuentro que viene promoviendo Cruz Roja.