Ainara, que nació en Silleda en una rotonda, gana peso y se recupera bien en el Clínico de Santiago

j. g. SANTIAGO / LA VOZ

SILLEDA

CEDIDA

El parto se adelantó y sorprendió a los padres, en una aventura con final feliz

28 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«A ambulancia e o helicóptero chegaron moi rápido desde que se lles chamou, aínda que eu parín máis rápido da conta»: así refiere María García, vecina de Silleda, la experiencia del nacimiento de Ainara, su segunda hija. El parto se adelantó más de un mes. Con su marido, David Couto, vivieron una aventura inesperada e intensa, con instantes duros, pues ella llegó a pensar que no sobrevivía. Pero el final fue feliz. La niña gana peso y se recupera bien en la unidad de cuidados críticos de neonatología del Hospital Clínico: pesó 1.640 gramos cuando llegó, el jueves por la mañana; bajó a 1.590 gramos «e agora xa vai recuperando e está mellor», explica la madre. A ella le dieron el alta el sábado por la tarde. El domingo y ayer, con David, acudieron al Clínico para hablar con los médicos y conocer puntualmente la situación de la pequeña, aportar leche para alimentarla y comprobar como evoluciona. «Chegamos sobre a unha do mediodía para estar a tempo na consulta, e cando nos fomos pasaba das cinco da tarde. Estamos moi agradecidos polo bo trato que nos deu todo o persoal do hospital, por todas as atencións que recebemos», dice María.

La noche del 22 al 23, explica, notó unos dolores en el vientre: «pensei que serían cólicos, por problemas que tiven os últimos meses; faltaba máis dun mes para dar a luz e non me imaxinaba que puidese ser o parto». Pero «debían ser contraccións», asume ahora, según le explicaron. A las 7.00 de la mañana, al comprobar que había sangrado, y «aínda que non lle dei moita importancia, pedín que David me levase ao hospital para que me visen. Pensaba que me recomendarían repouso».

Ambulancia y helicóptero

Salieron de casa sobre las 7.15, y se dirigieron a la autopista para llegar lo antes posible. Recuerda que al llegar a la altura de un hotel que está en el camino notó dolor intenso y sugirió dirigirse al centro de salud, pero David consideró que valía la pena intentar llegar al hospital. No fue posible: «á altura do da rotonda da Semana Verde tivemos que parar. Chamamos ao 061». Al explicar la situación, el servicio de emergencias movilizó una ambulancia e incluso un helicóptero. María colocó los pies sobre el salpicadero del coche y, con el apoyo de David, vio cómo nacía Ainara.

Vivió los primeros momentos con angustia «porque non a vía respirar; levei un susto moi grande, mesmo chorei». David consiguió reanimar a la niña «e comezou a chorar». Después, recuerda «chegaron os guardas, que cando viron o panorama, coa nena nos brazos de David, axudaron. Chegaron tamén, rápido, a ambulancia e o helicóptero». Decidieron que era mejor hacer el traslado en ambulancia: «Vin para Santiago coa nena no colo, enganchada a min; e cando chegamos ao hospital foi cando por fin lle cortaron o cordón umbilical».

No sospechaban que pudiese ocurrir el adelanto del parto: «Non tiñamos nin unha mantiña para a abrigar, quen contaba con iso! Na ambulancia tiñan unha manta térmica, que axudou», dice. María quedó ingresada en planta, y a Ainara la llevaron a neonatología, donde pasará seguramente sobre un mes, hasta que pueda regresar en condiciones a su domicilio.

Su primera nació ya «moi rápido» en el Xeral, hace 22 años

Ainara es la segunda hija de María. Tiene otra, de 22 años. Cuando nació la primera «non me pasou o mesmo de casualidade. Naceu no seu tempo, aínda que tamén rompín augas na casa». Vinieron con apuros, recuerda, y les atendieron en el Hospital Xeral de Galicia, en Galeras: «Fun puxando todo o camiño e cando cheguei, a nena xa tiña a cabeza fóra e xa me pasaron para partos directamente, foi moi rápido. O meu marido foi estacionar o coche e cando chegou xa parira. Os dous partos foron ben rápidos», manifestaba a media tarde de ayer, cuando regresaba para su domicilio con David, tras visitar de nuevo a su segunda hija en el hospital.