Quién supiera escribir es el título de una obra del poeta Ramón de Campoamor, paisano mío de Asturias. Eso mismo pienso yo en estos difíciles momentos que estamos atravesando en nuestra casa. Acabamos de perder el alma, el sostén, la columna vertebral de la familia; la que nos guiaba y la que nos hacía ser como yo soñaba que fuésemos, queriéndonos, respetándonos y respetando a los demás. Mari Ángeles, mi esposa, era la parte fundamental e imprescindible. Pero el cáncer se la llevó a traición, en muy poco tiempo, y sin ningún respeto. No nos dio ninguna tregua y nos dejó sin ella, con un vacío imposible de llenar.
Como Campoamor, yo quisiera saber escribir para poder expresar mis agradecimientos. No puedo de ninguna manera pasar sin hacerlo. Necesito contar lo que siento con absoluta sinceridad. A los servicios de Urología, Oncología y Radioterapia del CHUS: su trato, su trabajo y su cariño fueron impecables. No voy a dar nombres porque están todos incluidos.
La familia, ¿qué puedo decir? Saben que los quiero a todos y todos estuvieron arropándonos. A nuestros amigos más cercanos, tampoco citaré a nadie en concreto. Saben muy bien a quienes me refiero y lo que sentimos por ellos.
A los vecinos de Teo, donde vivíamos, también estuvieron con nosotros. En el velatorio de Luou-Teo, cada vez que miraba a mi alrededor veía muchas caras conocidas; caras de Rodeiro. Yo tuve la suerte de ser médico en Rodeiro durante los últimos 23 años de mi ejercicio profesional. Me resultó duro cuando, por culpa de la «dichosa» jubilación, tuve que dejarlo. Me costó y me cuesta porque siempre eché de menos a mi gente como pacientes y como amigos.
Pero, dentro del profundo dolor que sentimos mis hijos y yo, percibimos algo, como un aire fresco que nos emocionaba y nos hacía sentir un poco mejor. Recibimos muchos besos, abrazos y palabras de aliento de nuestra gente de Rodeiro. ¿Cómo agradecer tanto apoyo? No lo sé. No sé escribir para expresarlo. Tengo la cabeza y el alma repletas de cosas, de más ideas, pero no puedo. Solamente repetir, una y mil veces, gracias. Decir, finalmente, que seguimos siendo rodeirenses-cambotes y que siempre haré por la gente de Rodeiro todo lo que esté en mi mano si en algún momento puedo ser útil.
*José Luis López es médico titular de Rodeiro jubilado.