Tamara, una futura química a la que le preocupa la desigualdad de la mujer

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

RODEIRO

Es la primera pontevedresa que nació en el 2000

03 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El primer bebé del hospital de Pontevedra en el 2000 fue Tamara Patao García, vecina de Rodeiro, el municipio más alejado de la capital pontevedresa y uno de los más rurales. De hecho, al menos desde hace unos años, lo habitual es que los niños de este concello nazcan en Santiago debido a que la distancia al hospital de Pontevedra es nada menos que de 90 kilómetros.

La crónica de La Voz contó al día siguiente de su nacimiento que no estaba claro si se llamaría Tamara o Pamela. Pero finalmente ganó el primer nombre. Tamara se crio en un ambiente rural, en la parroquia de A Portela, en una familia ganadera y agricultora. Sin embargo, asegura que a ella nunca le tiraron el campo ni las vacas. Su sueño, señala, «era ir á universidade». Y ese deseo se está cumpliendo actualmente.

Este año está de estreno. Vive en un piso compartido con amigas en Vigo, donde empezó Químicas. Le apasiona la ciudad, le gusta la carrera e incluso le alegra tener que hacerse la comida. «Traio algunhas cousas da casa, pero tamén fago eu no piso de comer, non me importa, apáñome ben», cuenta.

Parece feliz y contenta en su primer año de universidad y de vida independiente. Pero cuando se le pregunta cómo ve el mundo, dice: «Pois non moi ben, a verdade. Vexo falta de emprego e vexo que a muller segue a sufrir desigualdade». Luego, en consonancia con sus palabras, explica que el día 8 de marzo hará huelga. Con sus 19 años cumplidos, en abril y mayo también tendrá la oportunidad de acudir a las urnas. Sin embargo, no tiene demasiadas ganas. «Cánsanme os políticos, non me identifico con ningún», asevera.

Ayer hablaba desde su casa natal. Dice que le gusta volver cada fin de semana a A Portela porque, aunque en el futuro se ve viviendo lejos, es muy casera y familiar. Y señala que puede estar uno o más días enteros sin mirar el móvil o consultar Internet. Y no miente. Pese a sus 19 años, se la localiza antes llamándola al fijo y pidiéndole a su abuela hablar «coa Tamariña» que enviándole wasaps.