Una doble avería dejó sin luz a 1.440 clientes de Lalín cerca de dos horas

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

LALÍN

Rocío Ramos

A este se sumó otro corte de media hora en un animado día de feria

04 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Una doble avería en un cable subterráneo en la línea eléctrica de Lalín, en el tramo que va desde la subestación al primer transformador dejó sin luz en la mañana de ayer a 1.440 clientes durante 112 minutos. Este corte de suministro se prolongó desde cerca de las 12.00 horas hasta las 13.43 horas. No fue el único, los vecinos sufrieron otros dos a lo largo de la mañana. El primero de ellos poco antes de las nueve. Se prolongó durante unos 25 minutos, según datos de Naturgy y afectó a 700 clientes.

Una doble fatalidad que se producía «no peor día». Un día de feria, la primera del mes, aún con mucha gente de vacaciones y las calles llenas de vecinos de visitantes. El primer corte afectó entre otros locales, a la sucursal de Abanca. Los clientes, comentaban en el banco, optaron por esperar hasta que dado que no volvía el suministro e iban pasando los minutos, acabaron por irse y regresar cuando volvió la luz. Eso hizo, apuntaban, que más tarde, ya con el suministro restablecido «parecía que había entrado un autobús de gente» y la sala acabó a rebosar de clientela.

Durante casi dos horas, se quedaron sin luz la mayor parte de los locales comerciales y de hostelería del casco urbano, incluidos los bares de la zona de la feria. Hubo restaurantes que echaron el cierre y otros que se quedaron con la comida a medio hacer. Una situación que provocó un aluvión de quejas e incesantes llamadas a la compañía con el objetivo de saber qué pasaba y, lo que eran más importante, cuánto se iba a demorar el arreglo.

Unas preguntas difíciles de contestar. Para la reparación de las averías fue necesario abrir en diferentes puntos del casco urbano para encontrar donde se encontraban las roturas del cable subterráneo. Eso hizo que los vecinos se encontrasen a lo largo de la mañana con operarios trabajando cerca de la subestación, en la rúa B, o delante de Abanca, en la esquina de la rúa Joaquín Loriga con Pintor Laxeiro. Una vez reparado en este punto el problema, se recuperó el suministro eléctrico.

Después de eso, aun quedaba por solucionar otra avería que, apuntaban desde Naturgy, ya no afectaba a ningún cliente. Dadas las protestas y el tiempo sin luz, desde la compañía eléctrica se estaba preparando de forma paralela un plan B, que finalmente no fue necesario ejecutar. Este iba a consistir en la conexión de grupos electrógenos al transformador si la cosa se complicaba, lo que permitiría dar luz a aquellos puntos o zonas más prioritarios y a establecimientos como los restaurantes o de servicios necesarios.

Hubo quien se salvó del corte de suministro que no afectó, por ejemplo, a las dependencias del Concello de Lalín, el juzgado, algunos supermercados o el cuartel de la Guardia Civil. Otros vieron con sorpresa, por estas disposiciones de las líneas que nos son ajenas a la mayoría, que ellos no tenían luz, mientras que en el local de al lado sí tenían.

Quejas y problemas en comercios, hostelería y en todo tipo de negocios

El corte de luz provocó una oleada de protestas especialmente entre los industriales y hosteleros muchos de los cuales aseguraban que «perdemos a mañá». Hubo también que acabó echando el cierre por no poder atender a la clientela. En uno y otro local de Currás, lo mismo que pasaba en otros establecimientos, comentaban Ángel y José Antonio González «temos as potas coa comida a medio cocer». Este último explicaba que tenían todo reservado para comer y cerca de la hora de empezar a servir en la cocina seguían de brazos cruzados a falta de suministro eléctrico.

En la rúa Rosalía de Castro, la feria estaba muy animada y en las terrazas, los hosteleros atendían como podían. A medida que fue avanzando la mañana y se fue prolongando el corte, el cabreo iba creciendo. A la falta de café por no poder poner a trabajar las cafeteras, se sumaba la imposibilidad de servir cañas de barril mientras las bebidas se iban calentando y en los locales, especialmente los restaurantes, empezaban a preocuparse por la situación de los congelados y los alimentos de las cámaras.

En O Barracón, los vasos se amontonaban en el mostrador ante la falta de lavavajillas.

En la rúa Joaquín Loriga, en la cafetería Camilo la imposibilidad de servir café, sumado a la máquina de las quinielas que se quedó fuera de servicio por la falta de electricidad, hizo que se vaciaran las mesas, que un momento antes estaban llenas de clientes.

En otros negocios como alguna peluquería afectada, la situación no fue mejor. La propietaria de la peluquería Efe, en esta misma calle, se quejaba de no poder trabajar. El corte le pilló atendiendo a una clienta, comerciante en esa misma calle, y explicaba que «acabei de peiteala na súa tenda, porque alí tiñan luz» y hasta allí se fue con el secador y los cepillos. Pero eso no hizo que «non puidemos dar vez aos que chamaban porque non sabemos canto tempo vai seguir isto así».

En las tiendas, la falta de luz obligaba a cobrar en efectivo. Hubo quien tenía problemas con la caja registradora, que sin luz no funcionaba. Tampoco podían dar tickets de compra. En la droguería Muchas, a falta de registro electrónico, optaron por llevar la cuenta de las ventas que iban haciendo apuntando la mercancía que salía y su importe a bolígrafo en un papel. En una tienda se preguntaban como podrían cerrar la puerta electrónica en el caso de que no viniera la luz a tiempo. En Lilas, Luz explicaba que «la gente no se puede probar las cosas porque no se ve y hubo quien vino a comprar un regalo pero no podíamos darle ticket regalo y «algunos eran clientes conocidos y se llevaron la compra, y ya vendrán a pagar». Pese a todo y la buena voluntad, los comerciantes se quejaban de la pérdida de ventas a causa del corte de luz.

Las Galerías Colón también se quedaron sin luz, al igual que la farmacia de Joaquín Loriga, donde no pudieron trabajar sin ordenador. En la frutería Manolo de las galerías, este explicaba que «despois de 40 anos nesto polo calibre xa sei cantas pezas van nun quilo e prefiro que a xente leve un pouco máis ». Así que fue atendiendo a la clientela. Mientras, en algún local vecino, el no poder pesar la mercancía al no poder usar la báscula electrónica, impedía despachar.

Recopilación de daños y perjuicios para tramitar las correspondientes reclamaciones

Comerciantes y hosteleros manifestaban ayer su intención de presentar reclamaciones por daños y perjuicios en un día de mucho trabajo, especialmente para restaurantes y hosteleros, pero también para muchos otros negocios. Gran parte de las cafeterías perdieron de servir muchos cafés a primera hora de la mañana y otras consumiciones. En algún local de la rúa Rosalía de Castro, al prolongarse la duración de la avería, aventuraban que se les iba a echar a perder la comida que tenían preparada porque muchos, ante esa situación, ya habían optado por irse antes.

En los restaurantes sumaban la pérdida de la comida que se iba a quedar en las cazuelas y los posibles daños que afectasen a los alimentos que llenaban las cámaras frigoríficas. Lo mismo pasaba en otros locales con los helados u otro tipo de mercancía afectada por el corte. Los industriales se quejaban de la mala suerte de que las averías se produjesen un día de feria que fue especialmente concurrido y que se esperaba de mucha actividad comercial y hostelera.