De los abnegados zoqueiros a los bañistas en un balneario itinerante

La Voz LALÍN / LA VOZ

LALÍN

Miguel souto

13 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El frío no fue impedimento para que los visitantes que se agolpaban en las calles del casco urbano disfrutasen del tradicional desfile de charangas, agrupaciones musicales y entroidos tradicionales gallegos, que pusieron la nota de color y diversión a la Feira do Cocido, con el concurso de carrozas como espectáculo central del pasacalles.

Seis escenas elaboradas por seis parroquias lalinenses, siendo Sello la que conquistó el primer premio (2.000 euros). Su puesta en escena representaba el trabajo artesanal de la madera poniendo el foco en la figura del zoqueiro. En la carroza, encabezada por la imagen tallada en madera del cartel de esta edición del Cocido, se podía ver el serrado de un tronco de abedul y las diferentes labores de tratado de madera, así como un obradoiro donde trabajaban los zoqueiros.

El segundo premio fue para la Cooperativa de Botos, que escenificó el proceso del cultivo del maíz y la elaboración tradicional de la harina y el pan. Dividieron las escenas por molino, lareira y horno e incluso utilizaron una artesa y una piedra para moler el grano. La propuesta más original fue la del grupo de baile A Carballeira de Cercio, quienes decidieron recrear las Caldelas de Vilariño, ahora en ruinas.

Como si de un balneario itinerante se tratase, en las estancias se podían ver espacios para el masaje, bañeras en las que se remojaban algunos valientes y en la parte trasera la reproducción de la antigua fuente de aguas sulfurosas, con personas acudiendo a recoger el líquido curativo.

La nota de humor llegó con la divertida propuesta de A Carqueixa de A Veiga, que ofreció una pequeña pieza teatral cómica con Guardia Civil incluida para dirimir un rifirrafe entre vecinos por los dichosos marcos. Cabaleiros de Lalín llegó al galope de distintos corceles para acompañar a su carroza, que ponía en escena diferentes ámbitos: una taberna, la viña y la eira, en un claro guiño a las comunidades de arrieiros. En esta edición debutó la parroquia de Bendoiro, imitando un auténtico poblado castrexo que habitó hace milenios el castriño que se descubrió en la zona.

Entre carroza y carroza los bailes y la música deleitaron al público. Comparsas llegadas de distintos puntos de Galicia y España animaron el cotarro y ayudaron a hacer hambre para el suculento cocido que sirvieron los abarrotados restaurantes lalinenses.