Una de esas tres mil palomas mensajeras portuguesas que no llegaron alcanzar su destino en Oporto, desorientadas por las inclemencias meteorológicas, recaló en Lalín. Muchas llegaron a tierras gallegas, con menor o mayor fortuna. A la lalinense le tocó cruz, como apuntaba ayer el investigador, Daniel González Alén. El ejemplar apareció muerto en la parte trasera de su casa, atacada por la gata sin dueño que cría una camada en una vivienda próxima en ruinas del barrio de A Cacharela. Cansada después de tanto vuelo y con hambre quizás intentó comer el pienso que le deja una vecina a la gata al pie de un camino.
González Alén decidió recuperar las anillas, donde se podía leer un código Portugal 2019-946 2816 y un número. Decidió enterrarla en un rincón de su jardín y mandar un mensaje a la federación Colombófila Galega con su trágico final en Lalín.
