Un escolar de tres años de Lalín sufre quemaduras graves en un ojo causadas por gel hidroalcohólico

Rocío Perez Ramos
ROCÍO RAMOS LALÍN

LALÍN

El pequeño, de tres años, está ingresado en el Clínico de Santiago. La imagen ha sido cedida por la familia
El pequeño, de tres años, está ingresado en el Clínico de Santiago. La imagen ha sido cedida por la familia

Está ingresado en el Clínico y será sometido a un trasplante de membrana

18 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Un alumno del colegio Vicente Arias de la Maza de Lalín es uno de los dos niños que fueron tratados en el hospital Clínico de Santiago por lesiones oculares graves, producidas por quemaduras debido a geles hidroalcohólicos utilizados para combatir el covid. El pequeño, de tres años, ingresó el pasado miércoles, y el martes próximo está previsto que sea sometido a una operación de trasplante de membrana amniótica.

La abuela del pequeño señalaba ayer que la dirección del centro les informó de que el niño se encontraba comiendo en el comedor y otro escolar le tiró gel, alcanzándole en el ojo. La familia se queja de que no se trasladara ya en ese momento al niño al centro de salud y se esperara a la llegada de la madre, que trabaja a ocho kilómetros del colegio, ubicado en la parroquia lalinense de Vilatuxe, aunque el protocolo dicte que se llame a los progenitores.

«Grita de dolor, y a mí se me parte el alma», contaba ayer la madre. El niño está con una vía por la que le suministran también calmantes porque tiene dolor «y estamos día y noche con él, cuando la doctora lo revisó hoy [por ayer] no se dejaba porque cierra el ojo, tiene úlceras de un centímetro», añadía la abuela. El tratamiento incluye la aplicación de gotas cada poco tiempo para ayudar a regenerar el tejido y combatir las quemaduras sufridas.

La familia alerta de los peligros de los geles hidroalcohólicos, que considera «no pueden estar al alcance de niños, sobre todo, de pequeños de tres y cuatro años, que no son conscientes del peligro que puede suponer». Están a la espera de la evolución y del resultado de la operación a la que será sometido la semana que viene antes de emprender cualquier acción. «No queremos perjudicar a nadie, lo que esperamos es que esto no le pase a ningún otro pequeño», explicaba la progenitora.

La abuela, por su parte, cree que en los centros educativos «deberían saber y tener en cuenta de qué están compuestos y lo que pueden provocar. Yo soy cocinera y si veo a alguien que no es capaz de usar una cortadora, no la dejo, porque puede causarle lesiones graves». Y recalca que es responsabilidad de docentes y cuidadores extremar la vigilancia para evitar que puedan repetirse sucesos como este.

Desde la jefatura territorial de Educación se solicitó un informe a la Inspección sobre lo ocurrido, aunque consideran que fue un accidente fortuito.