«No tenemos a dónde ir. Cualquier ayuda que nos puedan brindar será bienvenida»

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

LALÍN

Miguel Souto

La familia del circo Olimpia lleva varada en Lalín desde el día 7 con los recursos agotados y sin un lugar a donde ir

10 oct 2020 . Actualizado a las 21:14 h.

El circo Olimpia tiene por casa el mundo y el mundo está confinado. El estado de alarma les pilló con la carpa montada en Lalín y aquí siguen anclados. Marco Zeferino es la quinta generación de una familia dedicada a este arte. Del espectáculo viven también sus cuatro hijos con los que continúa esta veterana saga. Dos de ellos están con él. A su hija mediana la pilló en Madrid y al pequeño, «que es la primera vez que se fue de casa», lo tiene en Irlanda, «viviendo en una caravana de seis metros cuadrados y pasando necesidades». Las mismas que sufren los veinte que integran la gran familia del circo Olimpia, entre ellos tres menores, dos de ocho años y una niña de cuatro.

Llevan desde el día 7 en Lalín, el 12 debutaban, pero todo se trastocó. La siguiente cita era Ourense, de allí a Lugo y luego a Ferrol, donde tenían previsto estar tres semanas, incluida la Semana Santa. Dentro de lo malo, explica Zeferino, «nos pilló esto con la carpa montada porque si nos llega a encontrar en la carretera no sé a dónde hubiéramos ido».

En estos momentos, comenta, «estamos con los recursos a cero. Vivimos al día y nos gastamos los pocos ahorros en carteles, imprimir entradas y publicidad para anunciar las próximas citas». El cierre fue para ellos una sorpresa, algo inesperado que los dejó sin dinero y sin posibilidad de poder volver a abrir la carpa «para seguir llevando alegría con nuestro espectáculo, que es a lo que nos dedicamos», dice.

El Concello de Lalín les está suministrando alimentos básicos como leche, aceite, legumbres o galletas pero, apunta, «no tenemos nada más, no tenemos ni para los gastos diarios, para productos de limpieza o de higiene femenina». De ahí que pidan ayuda a quien pueda echarles una mano. «No tenemos medios», indica Zeferino, y «lo que nos preocupa es que no se olviden de nosotros». Saben que «cuando se acabe esto seremos de los últimos al ser una empresa de ocio y la gente tendrá miedo aún a los espectáculos con público», afirma.

Si el confinamiento resulta duro para todos, mucho más para estas seis familias que tienen por casa los escasos metros de una caravana en las que viven de dos a cuatro personas. Marco Zeferino cuenta que «la más grande son 10 metros por 2,5. Estamos acostumbrados a vivir más fuera que dentro y ahora te levantas del sofá y tienes que hacer sitio para que pase otro». Los más jóvenes siguen haciendo ejercicios y entrenan bajo la carpa por turnos para no perder la forma. El desánimo cunde y «estamos todo el día pegados a la televisión y las noticias deprimen». Este año la familia del Olimpia la integran españoles, portugueses e italianos. Los niños, uno italiano y dos portugueses, estudian en plataformas digitales. Aguardan «cualquier ayuda que nos puedan brindar, que será bienvenida». Tienen palabras de agradecimiento «de corazón» para el Concello por sus aportaciones y les permita quedarse pues «no tenemos a donde ir».