Derriban la casa de Lalín del matrimonio condenado por matar a su hija y a un anciano en el 2010

La Voz LALÍN / LA VOZ

LALÍN

E. CUIÑA

La vivienda estaba ya muy deteriorada y en estado de abandono tras ser incendiada durante ese crimen

27 mar 2020 . Actualizado a las 22:45 h.

El día 29 de octubre del 2010 figura con nombre propio en los anales de las tragedias ocurridas en Galicia. Un incendio en una casa de la parroquia de Barcia, en Lalín, con una explotación ganadera colindante, destapaba pocas horas después un asesinato y la muerte por asfixia de una segunda persona. Un inmueble que quedó muy afectado por las llamas y que, casi una década después, está siendo demolido. Este viernes por la tarde estaban prácticamente concluidos los trabajos de derribo de esta casa de los horrores, que habían comenzado esa misma jornada, en espera de la retirada posterior de los escombros de la parcela.

El matrimonio lalinense formado por José Mouriño y Carmen Reboredo fue declarado culpable de la muerte por un golpe de su hija Sonia, que por entonces contaba con 22 años, así como de un anciano que residía con la familia, Amador Vázquez, con problemas de movilidad y que fallecía a consecuencia de la inhalación del humo generado por el incendio de la vivienda. Además, en la sentencia también se les condenó por intento de asesinato de la madre y el hermano de la mujer, que lograron sobrevivir al luctuoso suceso.

En total fueron 58 años de cárcel para cada uno, aunque Carmen Mouriño se autoinculpó de todos los hechos y José Mouriño insistió en su inocencia desde el principio. En los tribunales ambos mantuvieron esas declaraciones pero se mantuvieron las condenas iniciales, sin que prosperasen sus distintos recursos.

MARCOS MÍGUEZ

En julio del 2017 la Audiencia Provincial de Pontevedra dictaba un auto que limita la estancia en prisión de ambos a un máximo de 25 años. Siguen en la cárcel mientras la explotación ganadera ya había dejado de funcionar poco después del parricidio, mientras que la abandonada casa se iba deteriorando como testigo del crimen, hasta su derribo de ayer.