Cuatro arcos de medio punto sobre pilares intermedios

F. rubia alejos LALÍN

LALÍN

Colegio de Arquitectos

El piso del puente por donde discurre la carretera tiene apartaderos a ambos lados, en las pilas

22 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El puente, como quedó descrito, se compone de cuatro arcos de medio punto sobre pilas o pilares intermedios. La distribución de los arcos está condicionada por la desigual inclinación de las vertientes o laderas del valle. El de mayor altura, o principal, tiene las pilas asentadas a ambos lados del cauce del río y se halla flanqueado por dos arcos a la derecha, y uno a la izquierda (mirando hacia el nacimiento del río) que se apoyan en el arranque entre sendos estribos. Su estructura resulta esbelta en su conjunto y noble en sus proporciones.

La estructura de las tres pilas de sustentación de los arcos es obra de sillería con relleno de macizo interior, hecho con mampostería de buen mortero ordinario.

Los tramos, o espacios libres entre pilares, se caracterizan tanto por su luz como por su altura libre. Los paramentos exteriores de las pilas tienen un contrafuerte que se prolonga hasta la imposta, y dos laterales de un metro. El objeto de los contrafuertes ha sido dar toda la apetecible estabilidad a unas pilas de tanta e elevación. Su efecto en el alzado no puede ser más satisfactorio; hacen más esbeltas las pilas, en las cuales los contrafuertes se

presentan como pilastras, sin que por esto el aspecto general de la obra deje de ser vigoroso.

Los estribos son macizos de fábrica destinados a dar apoyo a la arquería del puente. Sobre su masa soportan y contrarrestan los empujes laterales que ejercen los arcos. Fueron levantados sobre un suelo de cimentación, y hasta la mayor parte de la altura se

construyeron en macizo. Se componen de un zócalo y dos cuerpos diferenciados por la impostilla de arranques, y rematados por la imposta general, 0,50 metros, con visera vierte-aguas, que a modo de faja corrida exige la magnitud del puente. El espesor de los estribos es uniforme, con dos contrafuertes en cada paramento idénticos a los de las pilas que demanda la armonía que debe reinar en el conjunto.

El antepecho o pretil, es el muro protector de sillería que corre enmarcando la vía (6,47 metros de ancho) en toda la longitud del puente y coronando la obra. Es macizo -a la antigua usanza- realizado en buena labra, con el borde del antepecho redondeado en cuarto de caña entre dos resaltos (2 cm. de vuelo). Tiene un metro de altura por 0,4 de

espesor. (Como aclaración diremos que el diseño de parapeto macizo se mantuvo hasta la introducción renacentista de la balaustrada).

El piso del puente por donde discurre la carretera, tiene a ambos lados apartaderos o pequeños ensanchamientos en forma de plataforma rectangular (126 x 74,5 cm.) que interrumpiendo el pretil lo cierran por sus tres caras. Están asentados en cada uno de los estribos y pilas del puente. Sirven como su nombre indica para que los viandantes puedan apartarse, dejando vía libre al transito rodado en caso necesario para mayor seguridad. Actuaciones efectuadas sobre el piso del puente con grueso revestimiento de asfalto, ocasionaron una elevación del nivel de la carretera y en consecuencia disminución de altura en el pretil que actúa como parapeto de protección, a modo de quitamiedos.

Tres años para el remate de las obras

El tiempo de ejecución del nuevo puente de Taboada fue calculado en tres años, para su remate. El cálculo resultó bastante ajustado para una obra de su complejidad, siendo el tiempo empleado de tres años y cuatro meses, según documentos del archivo del pazo de Don Freán. La obra se desarrolló en tres campañas, siguiendo el tiempo de ejecución siguiente. En la primera campaña se establecieron las fundaciones hasta los zócalos; subir las pilas centrales hasta donde sea posible; y acopiar materiales para la segunda.

La segunda campaña consistió en terminar las tres pilas, estribos y muros, acopiando y labrando del resto de la sillería. Las cimbras deberán quedar terminadas también en la segunda. La tercera campaña abordará en la primera operación establecer las cimbras en sus posiciones, voltear los arcos y concluir las demás obras, como tímpanos, imposta, y antepecho, firmes etcétera.

En la Memoria relativa a la construcción del puente nuevo de Taboada, figura en los prolegómenos una descripción del río Deza de donde escogemos fragmentos que se circunscriben al punto donde fue levantado el puente. «Examinando un kilómetro aguas arriba -dice García del Hoyo- y otro aguas abajo el curso del río, según previene el formulario vigente, no encontramos circunstancia especial que hacer notar, sino la gran profundidad de su lecho: la pendiente es sensiblemente la misma, 0,01 metros; su régimen es permanente e inalterable por la naturaleza de la roca en que está abierto su cauce; sus escarpadísimas laderas nunca bajan de 24º de pendiente y están comprendidas entre 24º y 40º; y el álveo del río está profundísimo y encajonado. El ancho varía entre 10 y 16 metros, y su profundidad presenta irregularidades, aunque comprendidas entre estrechos límites; puede considerarse 1,5 metros como profundidad media en el hilo de la corriente».

Según la Memoria, la influencia de las lluvias y las avenidas del Deza dejan sentirse muy poco en el emplazamiento de puente Taboada Nuevo, pero con mayor virulencia en la confluencia con el río Ulla, cerca de Brocos. «La razón es natural, -expone en su justificación- siendo muy agrias las laderas, las aguas de las lluvias se precipitan como torrentes a la cuenca principal, llegando a ella con velocidad extraordinaria, y como la pendiente del río es de 0,01 metros, las avenidas son muy poco durables. Así es que las más extraordinarias avenidas apenas suben sobre las más bajas aguas del estío los dos metros que hemos representado en los perfiles, exagerando aún esta altura; pero estas circunstancias tienen muy poca influencia para elegir el emplazamiento del puente que nos ocupa».

De la altura que pueden alcanzar las aguas altas, ocasionadas por las mayores crecidas o avenidas del río la Deza, conocemos datos documentados en nuestro archivo concernientes a la última mitad del siglo XIX y primeros años del XX, relativas a Ponte Taboada Vella. A estas fuentes archivísticas debemos sumar las de transmisión oral, recogidas recientemente in situ, donde el nivel de las crecidas, alcanzaron en alguna ocasión alturas cercanas a llegar a tapiar el ojo del antiguo puente, quedando el nivel del río a un metro escaso de la clave del arco. Las rampas de la calzada del puente, excepto en la parte central, quedaron anegadas por las impetuosas aguas.

El estudio pormenorizado de los puentes continúa siendo un campo yermo que sería urgente cultivar con trabajos de campo y de investigación histórica, antes que la incuria y lepra del tiempo acabe realizando su demoledor trabajo. Al hilo, quisiéramos hacer notar la situación que desde hace años viene atravesando Ponte Taboada Nova, de expolio y pérdida de elementos, que afectan a tramos de los pretiles de bloques de sillar que anteceden al puente en el margen derecho, correspondiente a Lalín, por lo que llamamos la atención sobre este punible hecho, para que las autoridades responsables obren en consecuencia.

En definitiva, estas notas constituyen la primera aportación sobre Ponte Taboada. Puerta abierta a investigaciones futuras que debieran cobrar impulso, por ser puente de memorable recuerdo y clave trascendencia en las comunicaciones de su época. Un verdadero hito, hoy silente y en lastimosa decadencia.