Tráfico detectó a 267 conductores bajo el efecto del alcohol en las dos comarcas

Javier Benito
javier benito LALÍN / LA VOZ

LALÍN

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En el primer semestre también hubo 57 positivos por drogas en los controles

01 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A la labor diaria de control en las carreteras de Deza y Tabeirós-Terra de Montes se suman de forma periódica campañas específicas para intensificar la detección de personas al volante conduciendo bajo los efectos del alcohol y las drogas. Una de ellas generó revuelo en las redes sociales, activada con motivo del Rali do Cocido de Lalín el pasado marzo, que se saldó con varios positivos tanto en las alcoholemias como por haber consumido estupefacientes. Es uno de los ejemplos de esas acciones especiales, también puestas en marcha con motivo de fiestas y otros eventos, por las fuerzas de seguridad para reducir el riesgo de que estos conductores circulen por las carreteras de las comarcas.

A pesar de esa labor diaria y las acciones puntuales para concienciar, durante el primer semestre del año se produjeron un total de 267 alcoholemias positivas de conductores en los controles llevados a cabo por las fuerzas de seguridad, según los datos facilitados ayer desde la Jefatura Provincial de Tráfico de Pontevedra. A ellos se suman otros 57 conductores que, tras ser parados, se les detectó haber consumido algún tipo de droga.

Entre los casos más llamativos de alcoholemias positivas, dos de este mismo mes de julio. En uno de ellos, un conductor triplicó la tasa máxima permitida en Lalín, mientras otro la triplicó en A Estrada. A la labor de la Guardia Civil de Tráfico en los controles también se suma la Policía Local.

En seis meses hubo cuatro fallecimientos en carretera, con cinco heridos graves y sesenta leves en 212 accidentes

Sin dejar las estadísticas relacionadas con la circulación de vehículos, durante el primer semestre del 2017 se produjeron en las carreteras de Deza y Tabeirós-Terra de Montes un total de 212 accidentes de tráfico. El saldo de fallecidos fue de cuatro, dos menos de los ocurridos en los viales de la zona en el mismo período del año anterior. En esos sucesos también se contabilizaron un total de cinco heridos graves y sesenta leves, mientras en 160 casos tan solo hubo que lamentar daños materiales, según el balance de Tráfico.

De los cuatro fallecidos en las carreteras de enero a junio, tres corresponden a conductores o ocupantes de vehículos, mientras que el cuarto fue un atropello mortal a un peatón. En este último caso se produjo el día 7 de febrero en Vila de Cruces, cuando una repartidora de pan era alcanzada por un coche en la entrada al casco urbano. La mujer de 28 años, Ana D. S., se encontraba paseando a su perro y, tras escaparse, cuando intentaba coger al animal sufría el atropello mortal en la zona de O Camballón. El conductor del coche fue investigado por la Guardia Civil por un presunto delito de imprudencia con resultado de muerte.

En enero, el día 12, era un empresario quien perdía el control de su coche a la altura de Vilasancho, en Lalín, saliéndose por el margen derecho en la PO-206. El vehículo acabó empotrado contra un muro y José Antonio E. C., de 43 años, fallecía al consecuencia del fuerte impacto.

Entre los accidentes mortales también figuró el de un motorista el pasado abril. Fue el día 8 cuando un ourensano, Pedro G. I., de 56 años, perdía el control de su moto y se salía de la vía en la Nacional 546, a la altura de Cernados. Un suceso que se produjo en una zona con bastantes curvas. El vial se cortó al tráfico para que aterrizase un helicóptero, pero los servicios médicos solo pudieron certificar su muerte.

Por último, el día 28 de junio era una profesora del colegio Nosa Señora da Piedade de Vila de Cruces quien fallecía en la N-640. Se salía con su vehículo en la zona de A Rocha. Milagros M. F., de 44 años, se dirigía a su puesto de trabajo y perdía el control para empotrarse contra un árbol.

La Guardia Civil de Tráfico tramitó 3.650 denuncias durante este período del año

Durante el primer semestre del año la Guardia Civil de Tráfico tramitó un total de 3.650 denuncias, una cifra considerable. Da muestras del esfuerzo de las fuerzas de seguridad por incrementar tanto su presencia como el control sobre los conductores que circulan por las carreteras de las comarcas, con el fin de detectar posibles infracciones por consumo de alcohol o drogas. A ello se suma la presencia de radares móviles para controlar la velocidad, como otro elemento disuasoria encaminado a rebajar los accidentes y por tanto la mortalidad sobre el asfalto.

El pasado año las muertes en carretera habían disminuido en la provincia de Pontevedra, con veintisiete frente a las 32 del 2015, con una caída del 15,6 %. Una tendencia bajista que se busca incrementar desde la Dirección General de Tráfico.