Cuatro meses por intentar una estafa al estilo «Ocean's eleven»

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

LALÍN

Los acusados llegaron a un acuerdo con el fiscal que rebajó la pena de un año a cuatro meses.
Los acusados llegaron a un acuerdo con el fiscal que rebajó la pena de un año a cuatro meses. R. Leiro< / span>

Los ocho acusados trataron de hacerse con ocho millones de petrolíferas

12 jun 2017 . Actualizado a las 11:14 h.

Idearon un plan al estilo Ocean?s eleven que les permitiría estafar ocho millones de euros a distintas compañías petrolíferas y empresas de gran solvencia, caso de Coren. Sin embargo, pronto comprobaron que la vida real no es como una película y lo que los ocho timadores desconocían es que sus pasos fueron seguidos por investigadores policiales, los cuales solo intervinieron en el momento en el que los sospechosos trataban de echar mano al dinero contante y sonante.

Ayer, los ocho acusados llegaron a un acuerdo con el fiscal y, en lugar de un año de prisión por un delito de estafa en grado de tentativa, aceptaron cuatro meses y el abono de una multa de 540 euros. Algunos de los encausados solicitaron la sustitución de la pena de prisión por una segunda sanción económica. Fue una posibilidad a la que no se acogieron las defensas de Manuel Sarmiento y Miguel Ángel Simón, quienes alegaron que permanecieron en prisión provisional más tiempo de lo pactado con el fiscal, por lo que no solo se tendría que considerar liquidada la pena sino también la multa.

En cuanto al plan que habían urdido, este fue fruto de un encuentro en el que participaron Antonio Sala, el Gordo, Francisco Manuel Fiestras, Aquilino Quinteiro y José Quintás. Mientras que Antonio es considerado el cerebro de la operación, este último era indispensable para que la misma llegase a buen puerto. A fin de cuentas, era gestor de negocios en una sucursal bancaria de la localidad de Lalín.

Por su parte, tanto Aquilino como Eva María Garrido, en su papel de gerentes de sendas empresas del polígono lalinense, abrieron cuentas en la citada sucursal y solicitaron servicios de banca electrónica. De este modo, podrían librar recibos ficticios vía Internet contra cuentas de otras firmas con elevada facturación.

El dinero posteriormente sería transferido a distintas cuentas cuyo titular era Miguel Ángel, quien «retiraría los importes (...) a cambio de un porcentaje». Dada la complejidad de la operación, la trama recabó la colaboración de una persona con conocimientos en informática, David Oller, mientras que José Oller pidió a la central que se incrementase el límite de cesión de recibos hasta los cuatro millones de euros.

Su intención era que la estafa fraguase coincidiendo con los fastos el Día de Galicia del 2006. Previamente, entre el 21 y el 25 de julio, Antonio y José recorrieron en coche distintas localidades de la geografía gallega desde las que realizaron distintas transacciones a través de un ordenado con conexión Wifi.

Y llegó el Día de Galicia. Las operaciones comenzaron a realizarse y las cantidades empezaron a aparecer en las cuentas abiertas por Miguel Ángel, quien fue detenido a las puertas de una sucursal de Becerreá tratando de cobrar cuatrocientos mil euros. Previamente, se había procedido al bloqueo de sus cuentas.