El Juzgado no deja salir a Carmen Reboredo para que sea atendida

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

LALÍN

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Denegó la petición de la defensa de someterla a pruebas psicológicas

05 ene 2012 . Actualizado a las 07:05 h.

El Juzgado número 2 de Lalín emitió un auto en el que da cuenta de su decisión de no autorizar ningún desplazamiento de Carmen Reboredo fuera del centro penitenciario de A Lama, donde se encuentra ingresada: la mujer está imputada, al igual que su marido por la muerte de su hija, un trabajador y el incendio de su casa de Barcia (Lalín). El Juzgado no se opone a que un facultativo se desplace a la prisión para poder elaborar un informe sobre el estado de salud de la reclusa a efectos de la defensa pero no deja que sea atendida y vista por profesionales de la salud fuera del centro penitenciario. Un informe del que, una vez sea presentado, se reserva la decisión de aceptarlo o no como medio de prueba.

Petición de libertad

El Juzgado dio cuenta también al ministerio fiscal y a las partes de la petición de libertad solicitada por la defensa para la reclusa. El auto da contestación a una petición cursada por el equipo de la Asesoría E.I.A. que lleva la defensa de Carmen Reboredo. Este destaca el estado en el que se encuentra la mujer que, aseguran, tiene una depresión y sufre además dolencias físicas importantes por lo que estaba tramitando una invalidez. La defensa pretende evaluar su estado psicológico con profesionales del equipo multidisciplinar que se encarga de su defensa y someterla a un tratamiento. Se quejan de que el penal no les deja atender a la mujer en las condiciones de intimidad que sería necesario y solo les permiten verla por locutorio lo que, dicen, vulnera sus derechos y les impide prestarle una atención adecuada.

Las defensas, de Carmen Reboredo y su esposo, José Mouriño, recibieron ya en su día un informe elaborado por el personal del penal. En él se explica que este es fruto de una serie de entrevistas y pruebas practicadas a la reclusa pero se reconoce que Carmen Reboredo desconocía la naturaleza de las mismas. Algo que la defensa considera que vulneró sus derechos fundamentales.

En él se apunta que el carácter de Carmen es dócil y que se muestra en prisión educada y respetuosa con los funcionarios e internos, e interesada en aprender todo tipo de actividades como ganchillo, la costura, las manualidades o gimnasia.

Actividades que, en muchos casos, nunca tuvo la oportunidad de realizar ya que durante treinta años su vida fue cuidar a tiempo completo de sus familiares enfermos _su madre, su hermano con síndrome de Down y un antiguo trabajador de la casa y no tuvo apenas vida social. A nivel clínico, en el informe se indica que no presenta síntomas actuales excepto una desesperanza y apatía en relación al futuro. Un futuro que ve incierto. En la evaluación realizada en prisión se destaca que la mujer hace lo posible por causar buena impresión y la califican de persona humilde, sumisa y desconfiada. Sus defensores discrepan y no creen que Carmen Reboredo se encuentre bien algo que, dicen, pudieron constatar en las entrevistas mantenidas con ella. En los últimos meses el abogado de su marido, José Mouriño, también manifestaba la preocupación de Mouriño por el estado de su esposa a la que no veía bien y para la que pedía una atención psicológica adecuada.