Adiós a Telesforo, el decano de los centenarios de la comarca

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

FORCAREI

miguel souto

Falleció con 106 años, aunque en su DNI solo constaban 105

04 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Telesforo Nieto Gandos, el vecino más longevo de Forcarei, falleció este miércoles a los 106 años. Su DNI le restaba uno, ya que Telesforo no fue inscrito en el registro hasta el 8 de noviembre de 1915, un año después de su nacimiento. Eran otros tiempos y las prioridades eran distintas.

Telesforo era originario de Pedre (Cerdedo) y vivía desde diciembre del año 2014 en la residencia forcaricense Nosa Señora das Dores, donde se implicó mientras pudo en toda cuanta actividad había y donde se ganó el cariño de todos sus compañeros y de todo el personal del centro.

Como muchos de su generación, Telesforo escribió un largo capítulo de su vida en la emigración. El cerdedense residió en su aldea natal de Pedre hasta los veinte años y trabajó de encargado de una empresa de albañilería. Después se fue en busca del progreso a Uruguay, donde estuvo treinta años y donde llegó a ejercer de encargado de una fábrica de fundición de hierro. En su tiempo libre se dedicaba a la agricultura, en una finca de 3.000 metros en la que plantaba viñas, manzanos y hasta «manises», como le gustaba recordar a él. Telesforo guardaba muy buenos recuerdos de Uruguay, de donde regresó a la tierra natal por petición de su suegra. «Nos fue a buscar y nos pagó el billete de vuelta», recordaba el hombre cuando alguien le sacaba el tema.

Durante su estancia en la residencia de Forcarei, a Telesforo le gustaba salir a tomar café a los bares del pueblo, jugar la partida e involucrarse en todas las iniciativas de la comunidad. Con cien años debutó como actor teatral en la obra que la residencia estrenó coincidiendo con el San Martiño. Demostró que nunca es tarde si hay actitud.

El centenario desveló en una entrevista su secreto para llegar a viejo: «Comer poca cantidad de comida» y «no abusar del alcohol». Con el café, garantiza que no hay problema. «De joven me tomaba cuatro o cinco al día. Si el café fuera malo, yo estaría muerto», decía rebosando vida el día que cumplió los cien años.