El viento huracanado provocó el caos y causó daños millonarios

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

FORCAREI

M. Souto

Vecinos sin luz, problemas con los teléfonos y cubiertas y árboles arrancados de cuajo

04 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Las borrascas provocaron ayer un caos en la zona. El viento arrancó centenares de árboles y causó numerosas averías eléctricas, además de problemas en las comunicaciones telefónicas. Un fuerte temporal se dejó sentir ya en la madrugada del viernes y la entrada en la tarde de ayer de un nuevo frente sumó nuevas incidencias y dejaba sin luz a vecinos en las dos comarcas.

El balance resulta casi incuantificable en espera de sumar decenas y decenas de incidencias. Hubo tejados, vallas y cientos de árboles arrancados. Durante la jornada los servicios de Emerxencias, las brigadas de obras municipales, bomberos y policías locales no dieron abasto. En el Candán, a las 5.55 horas se registraba la caída de los cables de una torre de alta tensión que quedó hecha un guiñapo y doblada como si fuera de plastilina. Quedaron sobre la carretera y atraparon a un panadero de Merza que circulaba a esa hora en una furgoneta de reparto. Red Eléctrica cifraba en siete las torretas caídas en la zona, en la línea Mesón-Cartelle. Durante la mañana los técnicos se centraron en asegurar los apoyos y retirar los cables de la carretera indicando que no se había producido corte en el suministro.

La Guardia Civil de Tráfico cortó el vial entre los kilómetros 12,8 hasta el 30,2 desviando el tráfico por la PO-201 y la EP-7201 hacia Silleda. Hubo una línea de seguridad que prohibía acercarse a cinco metros a los cables hasta su retirada, abriéndose la carretera a última hora de la mañana de ayer.

El viento huracanado fue el responsable de la inmensa mayoría de los daños causados en la zona y que suman millones de euros en pérdidas. La cantidad de árboles caídos dejó un panorama que muchos ayer comparaban con el Hortensia. Miles de vecinos se quedaron sin luz gran parte de la jornada y sin teléfono.

Las rachas de viento arrancaron vallas publicitarias de gran tamaño, chapas, uralitas y tejados. Las calles ayer amanecieron cubiertas de abundantes restos de tejas que volaron hasta estrellarse contra el suelo. Y también causaron heridos.

Un policía local de A Estrada tuvo que ser hospitalizado tras ser alcanzado en un costado por una chapa que se desprendió de un edificio en la avenida de Santiago. El agente se había desplazado a la zona de madrugada después de que a las 3.15 horas avisaran del desprendimiento de unas chapas que causaron daños a varios coches aparcados. En Lalín, pasadas las 13.00 horas un octogenario sufrió un golpe en la cabeza en Cadrón al caerle encima parte de un árbol.

«Vinme so, de noite e con aquel vento, rodeado de cables, metía medo»

Ramón Santaló es panadero en Merza (Vila de Cruces). Cada día a eso de las seis de la mañana cruza el Candán con su furgoneta para hacer el reparto. Cuenta que «como facía mal tempo pensei en ir por Forcarei pero ao final decidín que non había de ser para tanto e optei por ir polo Candán». Señala que «non sei si cairon neste momento ou non, pero eu cando pasei sentín un golpe forte». Paró en seco, cogió una linterna y bajó de la furgoneta. Lo que vio fue una torreta de alta tensión deshecha y «tiña cables por diante e cables por detrás». Lo que sintió fue «moito medo e un susto tremendo», explicando por la noche que «aínda non me quitei a friaxe do corpo».

Con ese panorama optó por volver a meterse en la furgoneta. Vio después a lo lejos la luz de una linterna y fue un guardia civil de Forcarei, dice, el que le rescató. Apunta que «o home esmerouse moitísimo e estoulle moi agradecido». Era, apunta, «noite pechada, había moitisimo aire, moita neboa, auga, granizo, un variado de todo». Estaban, apunta, «unha parexa da Garda Civil de Forcarei, un home e unha muller». El guardia «veu ata a furgoneta e sacoume de alí, con perigo que supón porque co vento que facía podían haberlle saltado os cables». Después esperó con la patrulla, luego con otra y por último con una de Tráfico hasta que lo recogió su hijo y regresó a casa. A mediodía volvió a por la furgoneta. Perdió un día de trabajo y 500 euros en pan que tenía que repartir en Forcarei, Pontevedra, Arcade y Vigo.