Lalín lidera la oferta de taxi en las comarcas con 27 licencias activas

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

CERDEDO

MIGUEL SOUTO

A Estrada, Dozón y Cerdedo son los únicos que cumplen las ratios respecto a población

06 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La actual ley mantiene en vigor las ratios establecidas por la Dirección Xeral de Transportes en abril de 1998 que fijan una licencia de taxis por cada mil habitantes. Una premisa que sigue sin cumplirse en muchos casos y que es difícil de mantener. Con el tiempo fue cambiando el volumen de población de los municipios, las costumbres y la forma de vida de muchos de nosotros, pero toda esa evolución hace difícil, en el caso de algunos municipios reducir el número de licencias a las ratios. En unos casos hay de más, aunque en otros, también hay de menos.

La Dirección Xeral de Mobilidade, dependiente de la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras arroja una cifra de 70 licencias de taxi en los seis municipios de la comarca de Deza en el 2019, el último ejercicio del que constan datos. Curiosamente es el mismo número que se recoge en el IGE correspondiente a los años 20013 y al 2016. Y hubo pocas variaciones a lo largo de este tiempo. Fueron 66 en el 2014 y el 2017 y 67 licencias las contabilizadas en el 2018. En Tabeirós-Terra de Montes, la fusión de Cerdedo y Cotobade hace que del 2013 al 2016 se recojan por separado los datos de Cerdedo que serían de tres licencias el 2013 y el 2014 y de 4 en el 2016 sumando la comarca 31 en el año 2013 y 27 licencias de taxi los dos años siguientes. En 2015 no se recogieron datos.

Los tres últimos años en los que hay estadística, Cerdedo ya no cuenta y figura Cerdedo-Cotobade como concello independencia de la comarca pontevedresa, lo que supone una resta en el cómputo total con 20, 21 y 22 licencias el pasado año, 21 en 2018 y 20 en el 2017.

Por concellos, Lalín es el que cuenta con un mayor número de autorizaciones de taxi. Son 27, las mismas que en el 2013 y en el 2016, pero más que las 25 que se contabilizaban en el 2018 o las 24 del 2017, la cifra más baja en los últimos años.

Son siete por encima de la ratio permitida que sería de 20, una por cada mil habitantes. A Estrada cuenta también con algo más de 20.000 habitantes, pero en cambio el número de licencias es mucho menor y no llega a tener completa la ratio. Transportes contabilizó un total de licencias en el 2019. Es una más que en 2018 con 14. En el 2017 fueron 13, mineras que los tres años anteriores a este el número permaneció invariable en 16.

Y 16 son las que licencias que se contabilizan en Vila de Cruces. La ratio permitiría aquí solo cinco. La cifra permanece invariable en los últimos tres años. En el 2013 eran una más, 17 y se contabilizaban 15 en 2014 y 2016. En Agolada son 5, tres más de los que le corresponderían por ratio, que serían dos y en Rodeiro, que sigue sin parada de taxi, son 6, el triple de la ratio que le toca con una población de más de 2.000 habitantes. En Dozón hay una licencia de taxi, es uno de los pocos concellos que cumplen la ratio y la cifra permanece invariable desde 2013. En Forcarei son 7, el mismo número desde el 2016, pero en el 2013 llegaron a ser 12. Un número que ya bajó a 8 un año más tarde. Le corresponderían 3. En Silleda la cifra se mantiene en 15 y solo hubo un año que se contaban 14, Fue en el 2014. Le corresponderían 8. En Cerdedo-Cotobade figuran 5, una menos que el año anterior y cumple la ratio.

La pandemia provocó un bajón del trabajo diario de transporte de viajeros en la zona

Al igual que en otros sectores, en el del taxi la pandemia también está pasando factura con un bajón en el trabajo del día a día de transporte de viajeros. Primero fue el confinamiento y todo el parón en la actividad y los desplazamientos que llevó consigo. El coronavirus hizo que los servicios sanitarios pospusieran consultas, los centros de salud propiciaron la atención telemática y todo eso se tradujo para los taxistas en un recorte importante de viajes de vecinos a hospitales y ambulatorios.

Los mayores son gran parte de la clientela habitual y, apuntaba ayer un taxista lalinense, «a xente xa non sae» y los viajes, en este caso desde el rural a la villa para hacer compras o gestiones, se redujeron casi a una al mes y a las mínimas imprescindibles. La gente, dicen, tiene miedo y los rebrotes que se están produciendo en Lalín hace que, al menos, en la capital, el temor crezca estas últimas semanas.

En el resto de la zona, como ocurre en Lalín, el gremio sufre los efectos de la pandemia y las restricciones que todo ello está conllevando. Fue un verano sin fiestas ni verbenas, con apenas bodas o ceremonias y las que hubo fueron con un volumen muy inferior de invitados a las de otros años. Todo eso hizo que el uso del taxi asociado al disfrute del ocio nocturno también sufriera un bajón importante.

Lo mismo pasó con los peregrinos que requieren cada año la atención de taxistas para desplazamientos o el transporte de material incluso. Este año, dicen, hubo peregrinos, pero el volumen fue inferior al de otros años dando al traste de las previsiones de antes de la pandemia en este año de antesala al Xacobeo.