Catalogan como menhir una piedra de una obra en una finca de Agolada

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

AGOLADA

E CUIÑA

Un vecino la puso hace 40 años para hacer una fuente tras sacarla de una zona granítica explosionada para construir una pista de la parcelaria

06 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Poco saben las vacas de José Manuel Méndez que alegremente pastan por su finca, en el lugar de Valadoiro, de la parroquia de Santa Comba de Agolada, que la piedra con la se rascan a diario tiene el rango de menhir prehistórico. Para el propietario del terreno y de las reses también fue una sorpresa mayúscula. El descubrimiento se produjo cuando Méndez solicitó a la compañía eléctrica una acometida de luz y le dijeron que valía la friolera de 17.000 euros. Al preguntar por tan desorbitado precio le indicaron que era necesario enterrar la línea y cumplir una serie de requerimientos porque la casa se encontraba dentro de una zona de protección arqueológica.

Indagando dio con el origen de esa obligada protección que era, nada más y nada menos, que un supuesto menhir reencarnado en una piedra que se encuentra en la finca, apunta su dueño, «dende fai cerca de 40 anos». Calcula que fue allá por 1985 cuando dentro de los trabajos de la parcelaria de Merlín se abrió un tramo de pista en una zona granítica, lo que obligó a dinamitar, apunta, «un gran penedo» para poder abrir el vial, un lugar que ahora está en una zona de entronque entre dos caminos. En el Sixpac la vista aérea aún permite observar al pie de la calzada algunas piedras. La explosión en el terreno para hacer la carretera dio origen a un montón de rocas de diferentes tamaños y, explica José Manuel Méndez, «eu pedinlle unha ao propietario da finca». Este accedió a que se llevara sin problema la que quisiera y «elixín esa porque quería facer unha fonte con ela» y la forma y el tamaño se ajustaba a lo que buscaba.

La piedra pesaba lo suyo. Los de la obra de la carretera y el dueño de la finca le aconsejaron no llevarla en un tractor porque podría no aguantar el peso y finalmente fueron los de la obra los que le llevaron la piedra a la finca en un camión y la depositaron en el lugar donde se encuentra en la actualidad.

Calcula que «igual pode pesar dez toneladas» y cree que «pode medir 1,60 metros ou así de alto». Con el tiempo pasado a la intemperie «a pedra xa ten outra cor» y una pátina especial, pero nada que pueda hacer pensar que es un menhir. El propietario de la finca aún es capaz de distinguir en ella las huellas de la pala.

Lo que podría ser una anécdota que contar a los nietos se está convirtiendo en una situación cuando menos surrealista, que está causando importantes perjuicios al propietario de la finca.

Explica que «é como si tiveras un xacemento arqueolóxico, un Ben de Interese Cultural», lo que implica una serie de condicionantes. «Pero é falso», afirma. La Xunta tiene catalogada la piedra con el nombre de Menhir de Riba desde el año 2018.

Falta de rigor

El catálogo patrimonial donde se encuentra reflejada fija la ubicación exacta pero ya cuenta con un error de bulto. Señala que el sitio se encuentra en la parroquia de Merlín, cuando en realidad es la parroquia de Santa Comba.

Méndez critica «a falta de rigor» y se pregunta «que técnico pode dicir que iso é un menhir sen buscar máis información e sen ningún tipo de estudo» que le conste. Lo que sí recuerda es que hace tiempo pasó por allí «unha xente que lle pediu a un veciño permiso para poder sacarlle unhas fotografías á pedra. Eu non estaba e el lle dixo que se podía. Non souben nada máis e comigo non falou ninguén».

Se pregunta si habrá más bienes patrimoniales catalogados de igual forma y otros errores de bulto como este. Buceando en Internet encontró una referencia en un blog de aficionados en el que una persona interpretaba el menhir, o Pedrafita de Riba, como «fálica».

El propietario recaba testimonios y documentos para demostrar la carencia de valor arqueológico

José Manuel Méndez se puso en contacto con la Dirección Xeral de Patrimonio para informar del origen real de la piedra y le pidieron que presentara documentación y un informe arqueológico. Pidió ya presupuesto a arqueólogos y apunta que «dixéronme que costaba 2.000 euros». Una cantidad que, se queja, se verá obligado a pagar para corregir un error que «non foi meu».

Le consuela que, al menos, muchos de los que saben de dónde salió la piedra y cómo llegó a su finca siguen vivos, a pesar de que ya pasó mucho tiempo. Estos días ya se puso en contacto con alguno de ellos. La empresa que realizó la obra fue Excavaciones Quinteiro de Palas de Rei, donde trabajaba como palista un joven por aquel entonces al que conoce y que es vecino de Cercio. Los de una empresa de Vila de Cruces le hicieron el agujero a la piedra por la que Méndez iba a pasar un pequeño trozo de goma para que fluyera el agua y hacer una fuente que aun sigue inconclusa.

La finca de donde salió la piedra es de Juan Humberto Varela Coego. Ahora aquel terreno, afectado por la parcelaria, ya no es suyo y pasó a otras manos en el proceso de concentración. Ese terreno sí se encuentra en la vecina parroquia de Merlín.

Juan Humberto Varela Coego tiene ahora 89 años pero aún recuerda la petición de su vecino, «de aquela aínda un rapaz», y que este había acudido allí con su tractor. Era el año 1985 y señala que con la apertura de la carretera que va de Agolada a Vila de Cruces tuvieron que dinamitar varias piedras con explosivos. Para ello, indica, «xuntaron alí un montón de pedras grandes nunha finca chamada A Casa Nova» que era de su propiedad. En la parcela de enfrente había una construcción que se llamaba A Corte das Cabras. La finca de Varela Coego lindaba con el entronque de la pista que va al lugar de Carral, en la parroquia de Santa Comba. Hoy las fincas coinciden con el polígono 503 y la parcela 53 del catastro. Entre el lugar de donde salió la piedra y la finca de O Valadoiro hay, dice Méndez, «tres quilómetros» pero la diferencia geológica es grande. «Mentres que aquela é unha zona granítica» en la de O Valadoiro no hay nada de piedra y sí esquisto, una roca metamórfica de estructura laminar que resulta de la transformación de la arcilla sometida a grandes presiones. Y esquistos es lo único que hay en esta zona de un vértice geodésico, afirma Méndez.