La última batalla de Manolo Sangiao

Rocío García Martínez
Rocío García A ESTRADA

A ESTRADA

miguel souto

El estradense abanderó en su jubilación la defensa de causas sociales y la lucha contra los recortes

02 jun 2023 . Actualizado a las 13:54 h.

Manuel Sangiao Camoira no es un estradense cualquiera. Es la cara visible de muchas luchas que abanderó en su pueblo. No a los veinte años, sino pasados los sesenta. Con la fuerza de toda una vida de aprendizaje y la convicción de que hay que defender los logros sociales sin dar un paso atrás ni para coger carrerilla siquiera. Convencido de la necesidad de implicarse en la defensa de las causas sociales y en la batalla por hacer frente a los recortes, Manolo Sangiao -como lo conocía todo el mundo-, dedicó buena parte de su jubilación al activismo de calle. No le importaba ponerse detrás de las pancartas. Ni delante si era necesario.

A Manuel Sangiao la vida le enseñó a luchar por sus sueños. Vecino de Guimarei, hizo la maleta con 16 años para buscarse la vida en Bilbao. Desde los 12 ya había trabajado de carrocero en Igrovi, la mítica fábrica estradense de autobuses que llegó a tener 400 empleados. Pero Sangiao anhelaba un futuro mejor. «Eu nunca fun conformista e non me gustaba o que vía por aquí», comentaba en el año 2014 en una entrevista en La Voz con motivo de su militancia activa en la plataforma local de emigrantes retornados que luchaba por defender sus pensiones. A Manolo no le convencían de joven ni las oportunidades de futuro ni la situación política del país. «Na miña casa nunca foron políticos, pero eu sempre tiven as miñas ideas», confesaba.

Después de un tiempo trabajando en los astilleros de Bilbao, Manuel Sangiao emigró a Suiza. Encontró un empleo en la ciudad de Nyon, en el cantón de Vaud. Allí fue donde se curtió en las luchas sociales. «Estiven enganchado na loita do 68 sendo un crío. Tiña amigos franceses en Suiza e fixemos unha recolecta de cartos para os franceses de Baixa Saboya, que levaban mes e medio de folga e estaban morrendo de fame. Daquela foi cando De Gaulle dixo que ía sacar os tanques á rúa...», recordaba.

Aquella experiencia reivindicativa le dejó claro al estradense que los logros hay que pelearlos. «A min espabiloume o mundo, que foi a miña universidade», solía decir el estradense.

Tras su etapa en Nyon, Sangiao trabajó también en Ginebra para la multinacional Brown Boveri, fabricando piscinas dde refrigeración para estaciones nucleares.

Después de dos décadas en Suiza, regresó a España y quiso volver a los astilleros, pero el sector ya no gozaba de buena salud, así que Sangiao se reconvirtió en operario de autopistas y trabajó abriendo vías de alta capacidad por todo el país.

Fue en su jubilación cuando Manuel Sangiao se implicó activamente en la defensa de causas sociales en su pueblo. Dio la cara incluso por luchas que no le afectaban directamente y fue una de las caras más visibles de la Plataforma de emigrantes retornados de A Estrada, en la que trabajó como el que más pese a que él no estaba afectado por los requerimientos de la Agencia Tributaria. Su imagen sosteniendo una maleta con un cartel que decía «Españoles a emigrar, Facenda a cobrar», se convirtió casi en un icono de aquellas protestas en el año 2013.

Con el tiempo, Sangiao dio el paso a la política activa y, en el año 2019, se sumó a la candidatura de Móvete (Movemento Veciñal Estradense), deseoso de contribuir a la mejora de su pueblo.

El estradense, ejemplo de inconformismo y vitalidad, perdió su última batalla contra una enfermedad que le arrebató toda su energía. Falleció este jueves a los 74 años. El velatorio será hoy, durante todo el día, en el tanatorio San Pelayo de A Estrada. La incineración se celebrará después en la intimidad familiar. Respetando su filosofía de vida, la familia ruega que no se envíen flores y que, quien quiera tener un detalle de despedida, envíe un doativo a la Asociación Española contra el Cáncer (AECC).