La estradense de 21 años que pone orden en el aeropuerto de Madrid

David Cofán Mazás
david cofán A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

cedida

Natural de la parroquia de Callobre, en breve comenzará a trabajar en el servicio de dirección de plataforma del aeródromo más transitado de España

14 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Una visita con sus primos a la torre de control del aeropuerto de Santiago cambió la vida de Eva Coto. Allí, con 14 años, descubrió un oficio que la enamoró, enfocando sus esfuerzos desde entonces a conseguir alcanzar esa meta y trabajar algún día como controladora aérea. Ese sueño está muy cerca de convertirse en realidad. A sus 21 años ya tiene la licencia de controlador y desde hace unos días está completando su formación teórica y práctica en el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid.

Eva nos atiende en un rato libre después de comer. Se nota a leguas que está ilusionada por lo que está consiguiendo. Explica que en este momento tiene que acabar esta formación obligatoria como paso previo a ejercer como controladora aérea. «Cuando vas a un aeropuerto tienes que aprender a controlar todo: los estacionamientos, hacia donde encaran, adonde pueden ir... Es un lío, pero está muy chulo», afirma.

Ahora trabaja para la compañía privada Skyway, de la que forma parte desde hace casi tres años. «Ahí empecé el curso de controlador aéreo, en noviembre del 2020, y lo acabé en julio del 2021, con 19 años. Desde ese día tengo la licencia de controlador. Ahora tengo que buscar un poco el camino, y parece que se está acercando», explica.

Ese camino al que se refiere tiene que ver con que aún no ejerce como tal. Por el momento se encarga del servicio de dirección de plataforma. «Es algo muy parecido a ser controlador aéreo, pero no controlas las pistas, ni parte de la rodadura. De hecho en otros aeropuertos este trabajo lo hacen los propios controladores, pero en Madrid hay que dividir la carga por el número de aviones», señala.

«Hablamos con los pilotos para que no se choquen y vayan por donde tienen que ir», explica de la manera más simple posible para que un servidor lo comprenda. En este puesto estará no sabe hasta cuando, pero está preparada para ponerse al mando del control del tráfico aéreo cuando llegue la oportunidad. «No sé cuanto durará, lo que ellos quieran. Para el año va a haber una liberalización de las torres de control. Son siete nuevas y una es la de Santiago, por lo que el año que viene hay posibilidades de que sea controladora», detalla. En cualquier caso asegura que «de momento estar aquí me viene muy bien».

Una formación exigente

Eva estudia Gestión Aeronáutica en la Universidad Autónoma de Madrid para complementar sus conocimientos. Según comenta, en la actualidad no es necesario sacarse una carrera para ser controlador aéreo, aunque eso no significa que no haya hincado los codos en su formación. «Hice al contrario, normalmente la gente primero se saca la carrera y luego el título, pero a mi se me dio la oportunidad de estudiar para controlador antes», indica.

«Hoy en día necesitas un nivel muy alto de inglés, pasar los psicotécnicos, un certificado médico de clase tres y pasar varias entrevistas», explica. Además, también ayuda a los estudiantes en una academia donde actúa de «psudopiloto», es decir, simulando escenarios reales de trabajo.

Lo conseguido es fruto de su esfuerzo y perseverancia, así como del apoyo de su familia. «Mi motivación en el instituto era estudiar para ser eso y enfocarme en ello. Siempre decía que era muy complicado que cómo iba a ser capaz de hacer eso. Era algo que veía muy lejos», asegura. Tampoco fue fácil encontrar el modo de prepararse, ya que este tipo de cursos solo están en Barcelona, Madrid y Jerez.

«Mis padres me ayudaron mucho, no teníamos ni idea de cómo tirar, qué hacer para poder estudiar esto. Encontramos un chico en Cuntis, que es ingeniero aeronáutico en Madrid, que nos fue guiando. Después mi padre llamó a una empresa de oposiciones en Vigo y de ahí fuimos a Madrid para hacer las pruebas en pleno covid. También estuve un mes en Londres para mejorar mi inglés. Das unas pocas vueltas y aún las sigues dando», reconoce entre risas.

«Disfruto más con mucho tráfico y presión que cuando hay un solo avión»

El trabajo de controlador aéreo se caracteriza por una tremenda responsabilidad traducida en un alto estrés. Aunque aún no trabaje como tal, conoce esa tensión. «En el servicio de dirección de plataforma ya se aguanta mucho estrés. Son trabajos que suponen mucha tensión aunque no controles a los aviones que están volando.

Como explicó antes, su trabajo es dirigir el tráfico en la plataforma para que no haya ni conflictos, ni choques, ni problemas y que fluya lo más «seguro eficiente y rápido». No obstante, por el momento parece lidiar bien con la presión de su profesión y se siente con fuerzas para aguantarla. «Hay situaciones en las que eres más fuerte que para otras, por ejemplo, lo paso fatal en temas de hospitales o enfermería, es algo que me supera, sin embargo con los aviones me gusta y eso lo hace más fácil, explica. En este sentido, recuerda que en la academia, a la hora de simular escenarios «disfruto más con mucho tráfico y presión que cuando hay un solo avión».

¿Cuánto gana un controlador?

La pregunta seguro que es improcedente, pero a todos nos pica la curiosidad sobre cuánto gana un controlador. Con la huelga que organizaron en el 2010 muchos se escandalizaban por sus sueldos elevados, sin embargo esto ya ha cambiado. «Los sueldos de antes eran increíbles, muy muy buenos, pero desde el 2010 eso fue cambiando. Hoy en día aunque entres en la pública —Enaire— ya no empiezas cobrando eso, están más bajos aunque cobras bien», reconoce Eva.

Trabajar cerca de casa

Gane lo que gane, está cómoda en Madrid, aunque echa de menos A Estrada. Asegura que la opción de trabajar en la torre de control del aeropuerto de Santiago está ahí, pero quizás sea un poco pronto. «Estoy muy contenta aquí. La oportunidad de trabajar en el aeropuerto número uno de España pocas veces se da, pero si me tengo que ir el que viene a Santiago también estaría encantada, es donde quiero estar».