Surge la cooperativa Maestra del cisma en el sector estradense de la manzana

A ESTRADA

Del desentendimiento en el seno de Ullama nace una segunda sociedad
09 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La manzana fue la fruta prohibida del paraíso del Antiguo Testamento y el desencadenante mitológico de la Guerra de Troya. En A Estrada, sin llegar a tales extremos, la manzana también ha sido últimamente fuente de un desentendimiento que ha provocado una escisión en el seno de la cooperativa de productores Ullama.
Ullama nació en el año 2002 de la unión de unos 26 productores locales de manzana de sidra dispuestos a sumar fuerzas para abaratar costes e incrementar beneficios en torno a un sector con un creciente peso en el municipio. La sociedad fue viento en popa y en el 2021 llegó a reunir a sesenta socios con más de 100 hectáreas de plantaciones amparadas por el Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica de Galicia (Craega).
Sin embargo, el tiempo también fue incrementando los roces y las diferencias de criterio en el seno de la sociedad, que hace meses estallaron en un conflicto en la directiva que acabó en cisma y escisión. Cuando todo esto sucedió, la presidencia de la cooperativa Ullama la ostentaba Daniel Peroja. Peroja sitúa el origen del conflicto en las diferencias de criterio sobre las actualizaciones del capital social. Según explica, los socios deben aportar 4 céntimos por metro cuadrado sembrado y deben actualizar esas aportaciones al capital social conforme vayan incrementando la superficie de producción. Peroja asegura que en la cooperativa hacía varios años que no se actualizaban los pagos. Explica que algunos socios no eran partidarios de cotizar conforme a la superficie plantada acreditada en los certificados del Craega y que otros que tienen las fincas arrendadas se consideraban exentos de un pago que los arrendatarios tampoco asumían. El asunto fue tratado en una asamblea, pero según Peroja el debate no quedó recogido en el acta. «As cousas non se fan así. Din un puñetazo na mesa e deixei», explica el ex presidente.
El que entonces era secretario de Ullama y que continúa en el cargo, José Manuel Villaverde, tiene una versión diferente. «A actualización do capital en correspondencia coa extensión xa a quixeramos facer hai anos e os socios non quixeron. Desta volta falouse na asemblea, pero non chegou a votarse. Eu falei con dous avogados e dixéronme que sen votación non se podía levar adiante. Ademais algún socio ameazou con levarnos ao xulgado se o faciamos», cuenta Villaverde. «Despois dunha discusión na directiva recollemos firmas para poder convocar unha asemblea extraordinaria que levaba na orde do día o cambio de presidente», explica. De esa asamblea salió la actual directiva de la cooperativa Ullama, con José Manuel Vázquez como presidente, Amelia Otero como vicepresidenta, José Manuel Villaverde como secretario, Eva Matas como tesorera y Marisa Diéguez como vocal.
Tanto Peroja como Villaverde reconocen que había más puntos de desencuentro, como el precio al que debe pagarse la manzana a los socios tras la entrega en fábrica. Unos eran partidarios de dejar un pequeño colchón para la cooperativa y otros de cobrar más por el kilo de manzana. No obstante, ambos prefieren mirar ahora hacia el futuro que seguir removiendo el pasado.
Ambos colectivos venderán su cosecha a la marca Maeloc, ahora por separado
A raíz de las desavenencias un grupo de socios disconformes solicitaron la baja voluntaria de la cooperativa, recuperaron el capital y crearon la cooperativa Maestra (Mazás da Estrada), presidida por Orlando Villamayor. La vicepresidenta es Mónica Brey y los vocales Javier Agrelo y Víctor Peroja. Según explica Villaverde, en Ullama quedan ahora algo más de 40 socios, aunque una docena son fundadores que aprovecharon en su día las subvenciones a las plantaciones pero que ya no están en activo. «Socios efectivos seremos 33 ou 34 que sumamos unhas 50 hectáreas», calcula. La cooperativa Maestra, por su parte, integra, según su presidente, Orlando Villamayor, a los propietarios de «cerca de 50 hectáreas de produtores de mazá de toda a vida». Villamayor indica, no obstante, que «aínda hai xente sumándose». Villamayor elude hablar sobre el conflicto. «A relación é extraordinaria, pero sempre hai quen quere progresar máis», zanja. El técnico de siempre de Ullama, Miguel Soto, también ha abandonado esa cooperativa para sumarse al proyecto de Maestra. Ambas sociedades han negociado con la sidrería Custom Drinks, que fabrica la marca Maeloc, para seguir vendiéndole su cosecha, ahora por separado.
Productores independientes abogan por un lagar comunitario
Mientras el cooperativismo se quiebra en A Estrada, algunas voces independientes subrayan la necesidad de crear un centro de recogida de la manzana de carácter comarcal y un lagar comunitario. Uno de los mayores defensores es el productor José Antonio López Pampín, que no es socio de ninguna de las dos cooperativas pero aglutina 21 hectáreas de pomares que el año pasado dieron 572.000 kilos de manzana. Hace treinta años que López Pampín cambió la producción lechera por la manzana de sidra y hoy vive en exclusiva de este negocio. «Daquela a mazá era máis rendable», dice. Según explica, los gastos de producción se dispararon un 40 % y el precio que se está pagando por el kilo de manzana es mínimo. «O ano pasado pagouse a 21 céntimos o quilo de mazá posta en fábrica e a 30 o quilo de mazá ecolóxica en fábrica. Iso con cargas superiores a 500.000 quilos, senón xa baixa a 27», cuenta.
Según explica, además son las fábricas las que marcan las fechas de entrega, que no siempre se adecúan a los procesos de maduración. «Agora temos a metade da mazá no chan porque caeu coa seca e o aire destes últimos días. Corre o risco de estragarse, pero ata o 25 non a recollen. A solución é un lagar comunitario. Polo menos tiñamos que ter unha sala de prensado e refrixerado para gardar o mosto en tanques e despois vendelo e non perder a colleita», defiende.