«No entiendo los trabajos que te llevan la vida y las relaciones. No es mi idea de vida»
Para José Vilar Juanes, la decisión de cerrar definitivamente no ha sido fácil de tomar. «Me da mucha pena. Tengo ocho empleados. Hay alguna persona que lleva aquí muchos años y es casi como de familia, pero no veo otra solución», cuenta. El empresario tiene claro que no quiere continuar al frente de un negocio al que no le ve futuro y ha buscado entrar en un concurso de acreedores que está en trámites y que aún no es oficial, pero que considera la única «salida digna para todo el mundo». Antes de tomar esta decisión, José Vilar intentó otras estrategias que no salieron bien.
«En el escenario en el que estamos solo hay tres salidas. Una es seguir produciendo lo mismo y seguir endeudándote, con lo que al final llegarán las deudas con los obreros y las denuncias. Yo no quiero eso. Mi idea era buscar un proyecto de viabilidad apostando por las masas madre, trabajando con buenas harinas, con fermentaciones muy largas, con harinas autóctonas como la callobre... Crear sabor. Para mí ese es el futuro. No digo que aquí no se haga buen pan. El pan es pan, pero para mí lo que sería un buen pan sería todo más natural, con fermentaciones largas de 15, 18, 20 o 24 horas, con harinas de calidad, trigos autóctonos plantados aquí y elaboraciones propias con sabores propios, aromas propios y todo eso, que es la línea a seguir de las grandes panaderías de España, sobre todo en Galicia, que las hay muy buenas. Está Amaquia, está Amásame Bakery en Pontevedra,, está Pan da Moa en Santiago, está Juan Luis Estévez, el panadero del fin del mundo en Fisterra que es un pedazo panadero.... Ellos hacen elaboraciones artesanas como se hacían antes y hacen un pan natural y nutritivo. En definitiva, mucho mejor para la salud. No quiero menospreciar el trabajo que hay detrás de los panaderos, quiero aclarar eso. Hay mucho esfuerzo detrás de todas las panaderías de A Estrada. Pero yo quería seguir con mi panadería por esa otra línea. Eso significaba cambiar el modelo productivo. Yo quise hacerlo y pedí un préstamo ICO, pero como la empresa ya está mal no me lo dieron. Solo me quedó la opción del concurso de acreedores», explica.