La granja estradense Pico Fuciño estudia abrirse a visitas este año

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

miguel souto

El proyecto permite conocer de cerca vacas, ovejas, burros, ponis o alpacas

06 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Pico Fuciño es el sueño hecho realidad de Isabel Villamor López y Roberto Ríos Rivadulla, dos jóvenes de A Estrada para los que la felicidad es un pedazo de cielo abierto y un montón de animalillos correteando alrededor. Ambos se ganan la vida de otra forma. Ella tiene una granja de pollos y él trabaja en una estación de servicio. Sin embargo, a ninguno le importa empeñar buena parte de su tiempo libre cuidando la respetable prole de animales que tienen repartidos entre Liñares (Callobre) y Vilagude (Moreira).

Isabel y Roberto tenían algunas fincas propias en la zona. No obstante, la mayoría se las han ido cediendo otros vecinos del entorno. Eran terrenos en desuso que, gracias al proyecto de Pico Fuciño, mantienen la maleza a raya. «Non sei cantas hectáreas teremos, pero varias. Só para millo xa temos unha finca de dúas hectáreas», explica Isabel Villamor.

Y es que para darle de comer a toda la cabaña hace falta mucho alimento. En Pico Fuciño la familia ha ido creciendo y en la actualidad hay 16 vacas, más de 15 ovejas, varias cabras, cinco burros, dos ponis, una cerda a un mes de parir y diversa fauna avícola, como gallinas, patos y pavos reales. Lo más exótico de la granja son las alpacas, un capricho de Roberto. Siempre habían despertado su curiosidad, así que un día le planteó a Isabel incorporarlas. «É o que pasa cando dúas cabezas locas se xuntan. Comprámos dúas en Bilbao e outras dúas en Cantabria. Despois tiveron familia e agora temos oito», explica ella. Aunque estos animales son originarios de la zona de Perú o Bolivia, en A Estrada se han adaptado a la perfección. «O único especial que precisan son vitaminas, porque están habituadas a outras latitudes e necesitan o sol e aquí no inverno poden pasar un mes enteiro sen velo», explica Isabel Villamor.

Isabel y Roberto comenzaron sus proyectos ganaderos por separado pero, para rentabilizar el tiempo y los medios, crearon Pico Fuciño hace unos años. Fue entonces cuando empezaron a compartir en las redes sociales el día a día de su granja, lo que desencadeó una peregrinación de visitantes deseosos de contemplar de cerca a las llamas, darle el biberón a los recién nacidos o acariciar a los corderos. «Nós sempre tivemos as portas abertas e os fines de semana viñan moitos curiosos, pero agora hai un ano que non recibimos visitas pola pandemia», explica Isabel.

Planes para el 2022

Para el 2022, Pico Fuciño tiene grandes planes. «A idea é este ano, cando teñamos tempo, iniciar o proceso para poder recibir visitas cobrando algo. Non sería unha granxa escola, pero sí se poderían recibir visitas e ensinarlles os animales aos rapaces e deixarlles interactuar con eles. Por exemplo coas ovellas, que son inofensivas e cando lles botamos pienso veñen ao tropel; coas alpacas, que son moi sociables, ou cos burros, que esos sí que son súper sociables e achuchables. Eses casi te soban eles a ti», cuenta riendo Isabel.

Isabel y Roberto no están solos en sus quehaceres diarios en la granja. Muchas veces les echa una mano la pareja de Isabel, Iván. «Merece un cacho de ceo porque entre o meu traballo e as miñas aficións... ao final acáballe tocando a el tamén», explica Isabel, que en Navidades está especialmente atareada porque es también ella quien asume el mayor peso del montaje del belén de la iglesia parroquial de A Estrada. «Para min non é traballo, é relax. E el a verdade lévao con moita filosofía», cuenta.

En el capítulo de agradecimientos tampoco quiere olvidarse de sus amigos. «No outono hai moito traballo. Cando hai que meter o millo chamamos polos amigos e invitámolos a comer un churrasco un domingo e de paso veñen botar unha man. A verdade é que somos unha piña e pasámolo moi ben bromeando», comenta la granjera agradecida.