La batata toma el huerto estradense

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

Miguel souto

El tubérculo se hace hueco aupado por la buena acogida del mercado

08 oct 2021 . Actualizado a las 09:36 h.

La batata o boniato -que en realidad son dos variedades distintas de la misma planta- está ganando terreno en la huerta estradense. El tubérculo que hasta hace poco muchos solo conocían por los episodios de Doraemon se ha hecho hueco en el mercado y empieza a ser una opción interesante para los productores hortícolas.

Da fe el estradense Óscar Fernández Cutrín, promotor junto a su mujer de Evida Horta, que cultiva en Paradela todo tipo de verduras, frutas y hortalizas. Para Fernández, la de este otoño será la cuarta cosecha de batata.

Según explican los expertos, la denominación batata hace referencia a las variedades de piel rojiza, mientras que la de boniato se usa para referirse a las de piel más pálida. Fernández ensaya en A Estrada el cultivo de diferentes variedades. Las tiene violetas, naranjas, jaspeadas o blancas. Según cuenta, su aventura con la batata comenzó con una plantación con poco más de medio centenar de ejemplares. «É unha planta moi agradecida. Non lle atacan as pragas nin enfermidades. O único que lle atacan son os ratos. É un tubérculo doce e gústalles moito. Ás veces deixan a pel e róeno todo por dentro ata deixalo completamente oco», explica.

El segundo año el productor estradense se aventuró con quinientas plantas, en el 2020 fueron 1.400 y este año tiene más de 2.000 en producción. «Plántase a principios de xuño porque para medrar necesita uns vinte grados de temperatura mínima durante o día. A recolección faise catro ou cinco meses despois para que o boniato estea no seu punto e sirva para gardar. Agora empezan a saír e os últimos recóllense cara finais de novembro», comenta.

Conservación durante meses

Con el tratamiento adecuado, el tubérculo se puede conservar durante meses. «Hai que secalo ben e resgardalo da humidade. Outros anos fixen probas no hórreo ou na bodega e non funcionou, pero despois probei a gardalo entre palla de centeo, como facían cando eu era neno coas mazás, e deu bo resultado», explica Óscar Fernández.

El productor constata que la introducción de nuevos cultivos poco habituales en la zona implica un proceso de aprendizaje y adaptación. En el caso de la batata y el boniato, la experiencia está siendo satisfactoria. «Probei a plantalo de esquejes ou meténdoo en terra para que brote e bote fillos. Con dez centímetros métoos en auga e terra para que enraícen», comenta el estradense. «É unha planta que se está a dar ben. Os tubérculos consérvanse ben e véndense a bo prezo, así que cada ano estamos plantando máis», indica.

Lo que todavía no es capaz de calcular con precisión Óscar Fernández es la cosecha que tendrá. «Non todas as plantas son iguales. Unha pode ter 15 boniatos pequenos e outra un só boniato de quilo e medio ou dous quilos», comenta.

El estradense comercializa su producción de batatas y boniatos mediante la venta directa a pequeñas tiendas de proximidad. Concretamente, suele trabajar con tres de Santiago y dos de A Estrada: Casa Xorxeira y Sabia Natura.

Por variedades, la que mejor salida tiene en el mercado es la naranja, seguida de la violeta y la jaspeada, con vetas más dulces.

Además de Evida, en la zona hay al menos otros dos productores de la San Mamede de Rivadulla que también han incluido la batata en su oferta. «É máis sana cá pataca e cada vez ten máis demanda», constata Óscar Fernández.

Un superalimento con antioxidantes presente en la dieta de las comunidades más longevas

Culturalmente, la batata y el boniato no forman parte de la dieta gallega. Sin embargo, su presencia en los mercados locales y sus propiedades nutricionales y saludables le están haciendo ganar cada día más terreno.

Según las publicaciones especializadas, batata y boniato comparten una serie de características que los convierten en un superalimento. Cien gramos de este tubérculo aportan 115 calorías. Esto lo posiciona como un alimento ligero y apto para muchas dietas. Además, la batata tiene un alto contenido en hidratos de carbono en forma de almidón, por lo que constituye una buena fuente de energía.

Su consumo también aporta manganeso y altas concentraciones de vitamina C y de provitamina A, sobre todo en el caso de las variedades naranja -que también tiene un alto contenido en beta-carotenos- y amarilla.

También se apuntan sus beneficios para la vista y su contribución a la reducción de la flacidez y las arrugas. Su alto contenido en antioxidantes se relaciona con el retraso del envejecimiento y la regeneración de las células.

La batata morada es uno de los alimentos básicos de la dieta en Okinawa, una isla de Japón que se caracteriza por la longevidad y la buena salud de su población. Además de pescado, verduras, soja, algas o tofu, los habitantes de la isla consumen de forma habitual batata morada. Más de una vez se ha planteado una posible relación entre esta alimentación y la especial longevidad de los habitantes.