Las dudas y la falta de medidores de CO2 frenaron a la hostelería

R. García / R. Ramos A ESTRADA, LALÍN / LA VOZ

A ESTRADA

E CUIÑA

Algunos locales no están equipados y otros rechazaron reservas por la incertidumbre

11 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Las dudas sobre la aplicación normativa volvieron a lastrar este fin de semana el aprovechamiento de la relajación de las restricciones en lo que se refiere al maltrecho sector de la hostelería.

En A Estrada, los locales no tenían claro el viernes si el sábado iban a poder abrir ya con la ampliación de horarios anunciada. En esta tesitura, unos esperaron al sábado para tomar la decisión final y otros optaron por retrasar el cambio de horario unos días.

Los diferentes horarios para los restaurantes y para el resto del sector de la hostelería -los restaurantes pueden abrir ahora hasta la una de la madrugada y el resto hasta las once de la noche- generan un hondo malestar en el sector. «La normativa deja mucho que desear», afirma con contundencia Jaume García, del bistró estradense Velis Nolis. «Restaurantes como tal hay muy pocos y, además, incluso en ellos, salvo excepciones, nadie va a cenar dos platos y postre. La gente ahora cena platos para picar y comparte. El modelo de cena es mucho más informal que antes, sobre todo por la crisis. Con este modelo no se entiende por qué las cenas pueden durar más tiempo en un establecimiento que tenga licencia de restaurante que en otro. Se da muchas veces el caso de que el cliente va al restaurante pero a tomar algo y a picar algo. No entiendo la diferencia entre que lo hagan en un restaurante o en otro local», explica.

El hostelero critica también la continua improvisación. «El viernes aún no sabíamos si el sábado íbamos a tener el horario ampliado o no. Perdimos alguna reserva para el sábado por no poder concretarlo», indica.

De la misma opinión es Fernando Anselmo Lópes, de O Asador de Leo. «Esto es un caos. Debería ser la misma hora de cierre para todos y sin reserva. La gente no sabe hasta qué hora puede quedarse en cada sitio, no tiene hábito de reservar...», cuenta. En su caso, la licencia del local es de restaurante, pero aún así el sábado abrió solo hasta las 23.00 horas. «Tenemos que instalar el medidor de CO2 y organizar todo. Nuestra idea es abrir hasta la una de la madrugada solo los fines de semana: el viernes, el sábado y vísperas de festivos. Cuando se acerque más el verano ya iremos viendo», dice.

Tampoco el restaurante Tasmania de A Estrada aprovechó demasiado el primer fin de semana de horario extendido. «Non tiñamos aínda o medidor de CO2 e non servimos ceas. O medidor chegaranos este martes. O sábado pasado estivemos ata as once da noite, pero xente houbo só ata as nove porque despois a xente vai aos sitios de cear. O próximo fin de semana si que aplicaremos xa o horario ata a unha da mañá e volveremos a servir ceas», cuenta Manuel Bouzón.

Vuelta al horario de cocina

En Lalín, Álex Iglesias, del restaurante Cabanas, indicaba que el nuevo horario les permitió «ter o horario de cociña como o de antes», El aumento de horario permitió, explica, que «se fora recobrando a normalidade, aínda que con 30 % de aforo». A la clientela de la zona se sumaron clientes de otras partes de Galicia que hacía mucho tiempo que no se desplazaban. Los hosteleros siguen haciendo un llamamiento a la responsabilidad para que Lalín no crezca en casos y pueda llegar de nuevo a sufrir un cierre perimetral.

Nemesio Iglesias, de Naval do Espiño, agradece el incremento de horario que permitió a los clientes cenar sin prisas ni agobios. La clientela, dice, fue toda de personas de la zona, la mayoría clientes conocidos. José Antonio González, del restaurante La Robleda, apunta que «nos traballamos moi ben coas restricións do 30 %». Solo dan cenas los viernes y sábado y el sábado, pese a poder cerrar a la 1.00, indica que «foi un día moi normal e a xente marchou igual máis cedo. Recolleuse antes e non notamos moita diferenza». El local, dice, «o pechamos cerca das 00.00».