En lugar de salmones, A Estrada incuba zarzas

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

E CUIÑA

La maleza devora los 600.000 euros invertidos en un centro de repoblación que nunca se estrenó

19 feb 2021 . Actualizado a las 13:00 h.

Esta es la historia de un despropósito que ha permitido que 600.000 euros acaben enterrados bajo un montón de maleza.

Comenzó en el año 2002, hace ya casi dos décadas. Unión Fenosa -ahora Naturgy- anunció ese año la construcción en A Estrada de un centro ictiogénico destinado a incubar huevos de salmón autóctono para repoblar el Ulla. La obra se enmarcaba en el plan de compensación firmado con la Xunta para resarcir a la administración autonómica por su aprovechamiento hidroeléctrico del río Ulla. En el 2005 comenzaron las obras en el entorno de la desembocadura del río Vea en el Ulla, en una parcela de 7.600 metros cuadrados propiedad de Unión Fenosa. La previsión era, una vez terminadas las instalaciones, entregarlas a la Xunta de Galicia, ya que esta debía asumir la gestión y mantenimiento del centro.

El edificio fue construido y equipado con todo el repertorio de piletas y tanques necesarios para la incubación de huevos y la cría de alevines. Sin embargo, por alguna razón que nadie tiene interés en explicar, el edificio nunca llegó a estrenarse. De hecho, no fue ni entregado siquiera. Ni lo fue entonces -el cartel de obra fija la finalización de los trabajos en octubre del 2005- ni lo ha sido quince años después.

Desde la Consellería de Medio Ambiente apuntan a día de hoy que el centro «creemos que no llegó a ser transferido a la Xunta» y que «no hay previsiones de asumir estas instalaciones por nuestra parte».

Desde Naturgy confirman que «en su día no prosperó el convenio de cesión con la Xunta de Galicia, que no recepcionó la obra». Sin más explicaciones por una parte ni por otra.

Nadie quiere hablar de las razones que llevaron a la ruina el edificio sin inaugurarlo siquiera y tampoco se huele gran interés por poner remedio a la situación.

La empresa se declara genéricamente «abierta a dialogar con las partes interesadas», pero mal podrá hacerlo si desde la Xunta no hay previsión alguna de asumir las instalaciones.

A falta de información oficial -ni en el Parlamento se ha aclarado esta cuestión pese a haberse debatido el tema a instancias del BNG y del PP-, otras fuentes consultadas apuntan a la existencia de informes técnicos de Medio Ambiente que consideraron inapropiada la ubicación del centro ictiogénico para la repoblación del salmón.

Demasiada temperatura

Un centro de este tipo precisa mucho caudal de agua y poca temperatura. Menos de la que podía garantizarse en el Ulla. Enfriar el agua sería una opción, pero los costes de mantenimiento de la Xunta se dispararían.

Esa podría ser la razón por la que la Xunta nunca llegó a recepcionar el edificio y por la que se pasó años divagando sobre su futuro. En el 2006 se anunciaron estudios para redefinir el uso de las instalaciones y valorar si destinarlas a la repoblación de otras especies. En el 2008 se habló de destinarlas a la trucha o la anguila como alternativas al salmón. Más tarde se volvieron a valorar los salmónidos y la última vez se aludió sin especificar a especies en peligro de extinción. Nunca llegó a encontrarse un uso adecuado y, entretanto, el centro siguió deteriorándose.

De nada sirvió que el BNG expusiese el caso en el Parlamento ya en el 2009 ni que el actual alcalde estradense, José López, consiguiese como diputado popular en el 2010 sacar adelante por unanimidad una iniciativa para poner a funcionar el centro.

Ahí sigue, sin importarle a nadie. Desvalijado y devorado por la maleza.

Tanques de alevinaje con otra vida. Ha desaparecido hasta la cancela de entrada que hubo en tiempos. Cuando uno avanza hacia las instalaciones de la piscifactoría, el sendero transita entre un bosque de zarzas de altura respetable en el que yacen los tanques de alevinaje que deberían estar criando salmones. En lugar de eso, las enormes cubetas han cobrado vida en un sentido diferente al proyectado. Si el hombre no les da uso, la naturaleza enseguida recupera su terreno. fotos e. cuiña