La pandemia deja bajos vacíos en las mejores calles comerciales de A Estrada

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

Miguel Souto

En Calvo Sotelo el alquiler ronda los 900 euros por 100 metros cuadrados

07 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La crisis sanitaria está apretando al comercio y la asfixia ya se nota hasta a pie de calle. En las mejores calles comerciales de A Estrada hay bajos libres, algo que, según las inmobiliarias locales, no sucedía desde hace años.

Lo cuenta Alejandro García, de la firma Habita Inmobiliaria. «En la mejor de todas las calles, en Calvo Sotelo, no es que haya un montón de bajos libres, pero hay algunos, y es significativo, porque antes era imposible alquilar», explica. «Las zonas más demandadas son el tramo de Calvo Sotelo que va desde la farmacia Madriñán a Calzados A Esquina y el tramo de Justo Martínez que va desde Calvo Sotelo hasta el ayuntamiento. Hace un par de años, encontrar un bajo comercial ahí era muy difícil, lo que hizo despertar también comercialmente el otro tramo de Justo Martínez, hacia los cines», comenta. «En el último año y medio, en cambio, se pueden encontrar bajos disponibles en la milla de oro. Siempre hubo alguno, pero de los que no se alquilaban nunca por cuestiones de herencias o por precios abusivos, pero ahora hay algún local interesante para alquilar», explica.

Más allá de estas calles, la oferta de bajos se multiplica. Aún en pleno centro. «En la plaza de la Farola, por ejemplo, hace tiempo que hay locales libres porque los precios eran excesivos. Ahora hay buenos bajos a precios razonables, pero ahora menos demanda porque es un momento muy difícil. Ya arrastrábamos dificultades y el covid acabó de meternos la pulla», comenta Alejandro García.

Muchos emprendedores y ciudadanos de a pie están convencidos de que el precio del alquiler tiene mucho que ver con la presencia de bajos vacíos en las mejores calles. Sin embargo, en el sector inmobiliario creen que en este momento, salvo excepciones, los precios están ajustados. «En la mejor zona de Calvo Sotelo el precio puede rondar los 900 euros al mes por metro cuadrado. Es algo natural», dice García.

Lo mismo opina Fernando Martínez, de la inmobiliaria Bamarti. «O prezo está equilibrado, independentemente de que poida haber excepcións. Hai moi bos baixos a prezos razoables. Poden andar por entre 800 e 1.000 euros ao mes por un baixo de entre 100 e 150 metros cadrados», comenta.

«Hai moita oferta. Temos baixos para alugar en Calvo Sotelo, en Justo Martínez, en Pérez Viondi cerca da Farola, en Iryda ou nas Galerías San Antón», señala. «Hai pouca demanda porque hai moita incertidume, pero eu penso que é bo momento para emprender. Na Estrada aínda carecemos de certos produtos e agora hai unha conciencia de apoio ao comercio local», dice.

Dos aperturas previstas

De la misma opinión deben ser las dos firmas que han anunciado su próxima apertura en A Estrada, ambas en la calle Calvo Sotelo. Una es la lalinense Florentino, que tiene previsto abrir un outlet de 100 metros cuadrados hacia finales de mes. El cierre por jubilación de algún comercio multimarca que vendía ropa de Florentino animó a la firma a desembarcar en A Estrada con tienda propia. «É unha vila grande e dinámica e sempre nos pareceu interesante», cuenta el empresario Florentino Cacheda.

El otro negocio que anuncia apertura es una franquicia de la cadena de tiendas de telefonía Holamobi. Promovida por Ramiro Cillero, ocupará el bajo del número 4 de Calvo Sotelo y espera abrir la primera semana de marzo. Será una tienda multioperador y multiservicio especializada en el segmento low cost.

«Con la hostelería cerrada se vende menos. Si no sales, no te arreglas»

María José Vicente Buendía y Manuel Freitas Lage no le tuvieron miedo a la pandemia. María José llevaba tres décadas al frente de la tienda de moda de hombre D’Vicenti, en Fernando Conde. En mayo se decidieron a abrir D´Vicenti Outlet en la calle Calvo Sotelo. Tenían la ventaja de contar con bajo propio y decidieron lanzarse para dar salida a la mercancía que solían comercializar en las ferias que ahora están paradas. «Las Navidades se notaron mucho y para bien. Al estar cerrado Santiago... El resto del año, la cosa va lenta. Con las cafeterías cerradas y la gente en casa, se vende menos. Es normal, si no sales a tomar un vino te arreglas. El comercio vive del movimiento y ahora esto parece un pueblo fantasma», dice María José.

«Hay que arriesgar. Si esperas a que acabe esto no abres nunca»

Vanessa Vila está al frente de la frutería Anduriña. Abrió en la calle Calvo Sotelo el 11 de noviembre, en plena segunda ola local. «Hay que lanzarse. Esto está visto que no son tres meses. Si esperas a que acabe no abres nunca», comenta. Según explica, el negocio ha arrancado bien, teniendo en cuenta las especiales circunstancias. «Las Navidades fueron muy buenas, pero desde que estamos cerrados perimetralmente se notó el bajón y ahora con el horario de cierre comercial a las seis mucho más», explica. La comerciante constata que enero y febrero ya son habitualmente los peores meses del año y confía en que el negocio remonte pronto. «Ahora estamos en mínimos», dice. Además de fruta, el negocio vende pan y vinos gallegos y cuenta con un corner de Bico de Xeado.