Los huevos camperos de A Estrada

Olimpio Pelayo Arca Camba
o. p. arca A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

E CUIÑA

Alberto Baños tiene una explotación con 800 gallinas ponedoras en total libertad, cuya producción de 60 docenas diarias se vende en establecimientos de localidades como Vigo, Pontevedra y Vilagarcía

31 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Alberto Baños (A Estrada, 1973) sintió desde pequeño que lo suyo era estar cerca de los animales y al aire libre. Tan pronto podía dejaba atrás el casco urbano donde vivía para irse a casa de sus abuelos paternos, en San Xiao de Vea, a ocuparse de sus vacas, gallinas, cerdos y conejos: «Xa tiña o bicho dentro, sempre me encantou». Era su vocación, pero a la hora de elegir carrera en lugar de Veterinaria cursó Empresariales. Al terminar, empezó en un trabajo de oficina como administrativo dos décadas. Hasta que se plantó. Y volvió a la finca familiar de O Volteiro para ganarse allí la vida.

«Sempre tivera na mente facer algo pola miña conta, relacionado cos animais e estar ao aire libre, que é onde estou feliz e contento. Estudei que podía facer, e decanteime polos ovos campeiros porque non había moito no mercado e parecíame que tiña viabilidade económica e empresarial». En junio del 2018 se puso manos a la obra para montar una explotación en la que las gallinas disponen de cerca de una hectárea por donde corretear libres en el exterior, con una pequeña nave donde hacen la puesta y duermen, y disponen de bebida y comida que complementan con la del exterior: «A herba xa a cortan elas soas», explica Baños. En abril del 2019 comenzaba a comercializar Ovos de Volteiro, los huevos camperos de A Estrada.

En este tiempo, ha comprobado que sus cálculos sobre la viabilidad del negocio eran válidos: «Non te fas de ouro, pero si se pode vivir desto, sacas un soldo». Y además, «conxugas o traballo co que che gusta. Traballar no que che gusta é o máximo ao que podes aspirar»: eso no tiene precio.

Así que Alberto Baños trabaja cada día con sus 800 gallinas ponedoras, que le dejan en torno a 60 docenas diarias de huevos. El precio triplica a los más baratos de gallinas enjauladas que pueden encontrarse en el supermercado. Pero el producto, señala, no tiene nada que ver. Basta con romperlo en el plato para comprobar su distinta textura: «É máis amarelo e a clara destes ovos campeiros é espesa, non transparente. A xema é consistente, non se desparrama. Queda no centro e aínda que lle toques cun dedo non rompe». El sabor tampoco es comparable.

Valoración positiva

Lo saben quienes consumen Ovos de Volteiro: «Temos un feedback das tendas e da xente moi bo. Todo o mundo queda encantado». Porque además es un producto que no se encuentra ya. Baños escapa de polémicas, pero deja caer que en huevos que se dicen camperos existe mucha picaresca. Porque no son de gallinas en libertad como las de San Xiao. Aunque a esa circunstancia le ve algo positivo: «Así nótase máis a diferenza con estos, que son coma ovos da casa, de galiñas ceibas. Aquí os animais saen todos os días, faga sol ou chova, están ao seu aire».

También hay diferencias de tamaño: el ejercicio que hacen las gallinas al aire libre provoca que los huevos de su explotación sean más pequeños que los de jaula, pero a cambio son más concentrados.

El emprendedor estradense se ocupa de todo en su empresa: atiende la explotación, lleva la parte comercial y él mismo hace la distribución. Que es de proximidad, tanto en establecimientos de A Estrada ?frutería Castelao, Artesa, San Martiño, Mosquera y Codesido? y Pontevea ?en el supermercado MultiPernas? como en otras localidades de la provincia. Así, en Pontevedra pueden encontrarse en Juncal Alimentación, en Vigo están en La Tienda en calle Pizarro y en La Despensa de Clara, mientras en Vilagarcía el producto se encuentra a la venta en Los Pepes. Baños no se plantea la venta por Internet: prefiere que los huevos se consuman cerca de donde se producen, en la provincia y zonas cercanas de la provincia coruñesa: «O transporte tamén encarece e contamina. Así que coidamos o medio ambiente e disfrutámolos por aquí».