Cuando la primera lección es de rutinas

r. g. / r. r. A ESTRADA, LALÍN / LA VOZ

A ESTRADA

R. G.

Los colegios de la zona estrenan curso ensayando los nuevos protocolos de convivencia

11 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Todos los inicios de curso tienen algo especial. El de este año, mucho más. No es solo el sabor agridulce del fin del verano y el reencuentro con los amigos. Seis meses después del abrupto desalojo de las aulas, los estudiantes vuelven al cole con la necesidad de socializar y la rigidez de los protocolos llenando a la par sus mochilas.

Este año, en todos los centros educativos el cambio es la constante. En el colegio Pérez Viondi de A Estrada han tenido que suprimir la entrada posterior para garantizar el control en los accesos. En la principal se eliminará la zona de aparcamiento para ganar espacio para el distanciamiento. El portalón principal ya no se abrió este jueves de par en par para que los pequeños entrasen a la carrera. Ahora los niños gotean de uno en uno por la puerta y sus progenitores deben despedirles desde la barrera. Un niño abraza fuerte a su madre como si fuese la última vez que va a verla. Otro avanza decidido hacia dentro, con la mochila oliendo a nuevo y el orgullo de haber ganado unas décimas de independencia.

En el colegio Xesús Golmar de Lalín la Policía Local vigiló las entradas escalonadas del alumnado. Los niños cumplieron rigurosamente el protocolo de acceso. A algunos padres, en cambio, les costó más darse media vuelta. Los agentes tuvieron que invitar a abandonar la zona de acceso a algún progenitor que seguía con la vista a su pequeño o que comentaba con otros las peculiaridades de la compleja vuelta al cole de este año.

El colegio estradense Lourdes recibió a los niños con música y aplausos. Bien merecidos los tienen. Y en el de Merza (Vila de Cruces) la nota anecdótica es que asistieron cinco alumnos: los cuatro citados para ese día y uno más que se confundió. En la clase y en el patio estuvieron a sus anchas. Es el gran lujo de los colegios de la zona rural. Como el de A Bandeira -con patios del tamaño de un campo de fútbol para grupos burbuja de dos alumnos-, el de Dozón -con solo treinta matrículas en todo el centro- o el Villar Paramá de Vea (A Estrada), con un patio descomunal tapizado de hierba y árboles, sin gramo de cemento.

La lección inaugural fue la misma en todos los centros: uso del hidrogel y la mascarilla, ensayo de los recorridos fijados para ir al baño o para salir al recreo y disciplina de distanciamiento. Si hubiese que poner nota, sería un 10.

Despedida desde la barrera. Una de las novedades del nuevo curso es la prohibición de que los acompañantes de los alumnos accedan al recinto escolar. La despedida ha de hacerse a las puertas del centro. En el colegio de Silleda, como en muchos, la Policía Local vigiló ayer la entrada escalonada de los alumnos. foto miguel souto