Hay pueblos que se presentan con avenidas de palmeras y que reciben al visitante con una descarga de buenas vibraciones. No es el caso de A Estrada, donde el márketing de recepción es un capítulo olvidado. Lleguen por donde lleguen, los visitantes no encontrarán nada ni espectacular ni, a veces, aceptable siquiera.
La Avenida de Fernando Conde -recién remodelada- y la Benito Vigo enfilada por quienes entran en dirección a Pontevedra son las dos opciones más dignas junto con la Avenida de Santiago. No tienen nada de particular, pero entran dentro de lo esperable. En cambio, si el visitante se dirige al centro urbano desde la Avenida de Pontevedra o por la variante de San Paio, la tarjeta de presentación es muy mejorable. En la Avenida de Pontevedra, por la sucesión de camiones de gran tonelaje que estacionan a ambos lados y los restos de anuncios de vallas publicitarias que en ocasiones se acumulan por el suelo. En la variante de San Paio -principal entrada al casco urbano desde Santiago- el aspecto es francamente mejorable. Tanto por la maleza que cubre algunos solares como por el descuido de las partes traseras de buena parte de los edificios que tienen su frente hacia la calle San Paio. La falta de decoro es tan notoria que en su programa electoral el actual gobierno prometió ejecutar un plan de humanización y embellecimiento del acceso desde Figueiroa a la Plaza de Galicia, habilitando líneas de ayuda para el acondicionamiento estético de las contrafachadas de los edificios de San Paio. De momento, no se han activado.
El edificio que nunca llegó a serlo. Uno de los elementos que más afea la entrada a A Estrada por la variante de San Paio es el esqueleto de un edificio nunca terminado ni con perspectivas de verse rematado un día. Al fondo de la estructura se puede avistar la torre de la iglesia, apenas perceptible entre el amasijo de hormigón y la exuberante maleza.
Aspecto desaliñado. Lo más suave que se puede decir de las contrafachadas de algunos edificios de la calle San Paio es que presentan un aspecto desaliñado. Algunas construcciones están deshabitadas hace tiempo y se deterioran cada vez más, ofreciendo una estampa decrépita de A Estrada en el acceso principal desde Santiago. fotos miguel souto