A Estrada envió a la perrera 426 canes abandonados en los últimos 5 años

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

MONICA IRAGO

El Concello paga unos 10.000 euros anuales por la retirada de perros vagabundos

03 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

A principios de década, el Concello de A Estrada recibía casi todos los días alertas por la presencia de perros vagabundos en las calles que suponían un problema de salubridad pública y de seguridad viaria. No tenía unas instalaciones donde cobijarlos ni se planteaba habilitarlas. Como solución provisional, el gobierno local contrató a finales del 2011 a la empresa Casaldog para que se encargase de la gestión de esta cuestión. En su primer año de actividad, la concesionaria llegó a realizar 84 intervenciones y a retirar de las calles y caminos 64 perros, lo que puso en evidencia que el servicio era necesario.

El problema no era exclusivo de A Estrada. Esa fue la razón por la que desde la Diputación de Pontevedra se impulsó la creación de una perrera provincial capaz de dar servicio a todos los concellos de menos de 50.000 habitantes que no veían viable la apertura de instalaciones propias. El alcalde estradense, José López, presume de haber sido, en su etapa de diputado, uno de los principales impulsores del servicio provincial, que empezó a funcionar en el año 2013. «Los concellos no teníamos ni capacidad ni medios para crear un centro propio, pero las competencias son de los ayuntamientos», explica José López.

En cuanto el Centro de Acollida e Protección de Animais (Caan) de la Diputación, que tiene sus instalaciones en Armenteira (Meis), estuvo listo, el Concello de A Estrada se adhirió al convenio para hacer uso del servicio. Según explica José López, en los últimos cinco años, del 2014 al 2018, el Concello ha enviado a él 426 perros abandonados. En el 2014 fueron 114 animales, 81 en el 2015, 83 en el 2016, 81 en el 2017 y 67 en lo que va del presente año.

El alcalde cifra en entre 8.000 y 10.000 euros el coste anual del servicio para el Concello. Asegura que es imprescindible para mantener a raya un problema que, en primer término es de humanidad y de civismo.