Las cafeterías de los institutos repiten adjudicatarios en la zona

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

A ESTRADA

miguel souto

Las instalaciones siguen cerradas a la espera de algún trámite pendiente

22 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los institutos continúan con las cafeterías cerradas. Una situación que provoca las quejas de los alumnos, los profesores y también de los propios adjudicatarios que argumentan que el tiempo lectivo, entre vacaciones, festivos y puentes, no es muy grande y cualquier recorte a mayores se nota. En el caso de las cafeterías de los institutos de la zona, la cosa está por poco. Todas están adjudicadas. En Vila de Cruces, Silleda, A Estrada y Lalín repiten los mismos concesionarios. En muchos casos solo concurrió un interesado al concurso y dos, por ejemplo en el García Barros.

Hay alguno, como es el caso de la cafetería del Pintor Colmeiro, que llevan atendiendo estas dependencias desde hace más de una década. Con todo, quedan trámites pendientes, en algún caso, esperar a que se completen los quince días que marca la administración para la presentación de posibles reclamaciones. En el Marco do Camballón de Vila de Cruces, donde solo se presentó una interesada, acababa al parecer el día 20, mientras que en el Losada Diéguez los 15 días empezaron a contar desde el martes.

Distancia

En los centros reconocen que los mas perjudicados son los alumnos de la ESO, que por edad, no pueden salir del instituto y a los que no les queda otra que traerse algo de casa si quieren comer algo en el recreo. Los estudiantes más mayores pueden salir, pero eso no quita que también se queden si poder llegar a un bar por culpa de la distancia. Es lo que les pasa a los del instituto Pintor Colmeiro. Lo más próximo es el cuartel de la Guardia Civil y el centro de mayores.

La distancia al pueblo supone, apunta algún docente, cerca de quince minutos andando, y aunque los chavales puedan acortar el tiempo con una carrerita, los recreos durante veinte minutos, lo que no da mucho margen de maniobra.

Tomarse un café al lado es misión imposible porque el centro está rodeado de bosque y no hay apenas edificaciones, quitando el cuartel de la Guardia Civil y el centro de mayores.

En Lalín, los alumnos del Laxeiro que pueden salir del centro lo tienen fácil porque están rodeados de establecimientos hosteleros y además de tener donde elegir no tienen más que cruzar. En el Aller Ulloa, en cambio, tienen que cubrir la distancia entre el centro hasta la Praza da Marina, por ejemplo.

El único que no tiene este problema es el Chano Piñeiro de Forcarei que es el único de la zona que nunca tuvo bar, ni se espera que tenga.

Ya no son solo los bocadillos y bebidas, en algunos centros echan también de menos la posibilidad de comer algún plato sencillo que hace las veces de menú a los estudiantes cuando tienen clase por la tarde y, en algunos casos también a los profesores, como es el caso de la cafetería del Losada Diéguez.