Alertan de un nuevo vertido de la depuradora estradense al Liñares

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

cedida

Los lodos son visibles en una de las balsas de la EDAR que vierte al cauce fluvial

14 ago 2018 . Actualizado a las 10:29 h.

La reforma de la depuradora de Aguións (A Estrada) no ha sido capaz de erradicar el problema de los vertidos al río Liñares. Vecinos de la zona han vuelto a hacer notar en los últimos días que de nuevo se están vertiendo al cauce fluvial lodos sin tratar procedentes de la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) del municipio. Según explican, la acumulación de estos lodos en la balsa de incorporación de las aguas procedentes de la EDAR al caudal del río destinado a la minicentral eléctrica de Barbude es notoria a simple vista. Estas aguas acaban su ciclo directamente en el río Liñares. Además, según indican, en las inmediaciones el problema también se hace notar por el mal olor.

El problema de los vertidos de la depuradora estradense al río tuvo uno de sus episodios más mediáticos a principios del año pasado. Entonces, tras las críticas de los vecinos y de los grupos de la oposición municipal, el gobierno había encargado a la empresa responsable de la gestión y mantenimiento de la depuradora, Viaqua, un informe sobre su funcionamiento. Con los resultados en mano, el Concello atribuyó el vertido de fecales al río a un pico en el caudal recibido por la depuradora, que habría derivado al aliviadero situado después del área de pretratamiento aguas sin terminar su proceso de depuración habitual.

Tras aquel episodio, el PSOE había encargado a un laboratorio un análisis de muestras de agua tomadas en el río Liñares en las que se detectaron «incontables» colonias de bacterias procedentes de restos fecales en las aguas situadas más abajo de la depuradora. El BNG también exigió explicaciones y medidas correctoras al gobierno local. El asunto llegó incluso al Parlamento europeo de la mano de la eurodiputada de En Marea, Lidia Senra, que visitó la zona afectada por mediación de Móvete y aseguró que el vertido de aguas a medio depurar al cauce fluvial incumple la normativa europea en materia de protección de la salud y la biodiversidad.

Aquella polémica concluyó hace casi una año -en septiembre del 2017- con la adjudicación a Viaqua de la reforma de la depuradora para mejorar su rendimiento y tratar de atajar los vertidos al río. Las obras costaron 12.000 euros. Se llevó a cabo una variación en el circuito para que los sobrantes de la depuradora que antes se aliviaban vertiéndolos directamente al río fuesen bombeados para devolverlos al inicio del ciclo de depuración para su tratamiento. Se instaló además una reja autolimpiable en la zona de entrada del caudal de aguas residuales a la depuradora, donde se separan las aguas fecales de los residuos que no deberían arrojarse al inodoro. También se cambiaron dos de las bombas que lanzaban el agua hacia la zona de decantación por unas de menor caudal, para mejorar el proceso de sedimentación.

Pese a todo, las mejoras no han sido capaces de evitar la reaparición de los lodos. El propio gobierno reconocía en su día que estas obras no eran la solución idónea para una depuradora que se construyó en el 2005 con capacidad para 10.000 personas pero que está infradimensionada.