Bancos de mal asiento en A Estrada

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

miguel souto

En las calles coexisten al menos ocho modelos de asientos que, al margen de la comodidad, diluyen la identidad estradense

29 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Qué es lo que hace que París parezca París? No es la Torre Eiffel. La mítica torre levantada para la Exposición Universal de 1889 es un icono mundialmente reconocido, pero es un elemento singular y no algo, por repetido, característico de la ciudad. En cambio París tiene algo que permite reconocer sus calles en cientos de fotos en las que la obra de Eiffel ni siquiera asoma. ¿Qué es? Son los carteles con el nombre de las calles, sus farolas o sus balcones. Muchos pueblos y ciudades tienen una identidad que va más allá de sus monumentos característicos y que se refleja en las fachadas de sus viviendas o en su mobiliario urbano. En Londres, por ejemplo, fueron seña de identidad las cabinas rojas de teléfonos y en Lanzarote la isla entera lleva el sello artístico de César Manrique.

En A Estrada en cambio, cuesta encontrar señas de identidad. La galerías de la calle Calvo Sotelo podrían haber sido una de ellas, pero el progreso urbanístico mal entendido se llevó por delante la mayoría. El mobiliario urbano tampoco ayuda en absoluto a crear identidad. Bancos, farolas, papeleras o bolardos son en cada calle de su madre y de su padre. Solo la señalización de las calles obedece a una coherencia, aunque otra cosa es la sintonía de las señales con el medio o su estado de conservación.

En cuestión de diversidad, el asunto de los bancos en la vía pública es paradigmático. En un casco urbano de dimensiones reducidas y menor tamaño que un barrio de cualquier ciudad coexisten al menos ocho modelos de asientos diferentes desperdigados bastante aleatoriamente por calles y plazas.

Los icónicos son los bancos de madera pintada de verde que sobreviven en la alameda municipal y que salpican también la zona de vinos, la calle Irmáns Trigo o la Rúa 25 de Xullo. Son una seña de identidad local perdida en un rompecabezas de mobiliario urbano con muchas piezas dispares.

Similares pero diferentes

También de madera, pero en color miel, son los últimos bancos incorporados al espacio público, los de la Praza do Mercado. Los asientos, colocados en grupos, han sido bien acogidos por los estradenses. Son de madera y metal, como los de la rúa Don Nicolás, los de la Farola o los de la Porta do Sol. Pero cada uno de ellos tienen un diseño parecido y al mismo tiempo diferente.

En el casco urbano pueden probarse también bancos con asiento de piedra, con respaldo o sin él. Como los de la calle Calvo Sotelo -conformados por un bloque de granito sobre el que descansa otro asiento de piedra- o los de la calle de los cines, con respaldo de forja. En la Praza da Inmaculada también hay asientos de granito, pero estos son con doble asiento y respaldo metálico intermedio.

Por si fuera poco, de aquí a final de año, la gama de asientos se ampliará con la instalación de nuevos bancos en la Travesía da Igrexa y de Vea -en proceso de reforma- y en la nueva Praza da Música. Además, los bancos de la Farola y de la Porta do Sol serán sustituidos por otros y los actuales serán restaurados y recolocados en otras zonas.

Inclinación controvertida. El gobierno ha anunciado la sustitución de estos bancos. Están en buen estado, pero se han recibido quejas por la incomodidad de los asientos debido a su inclinación.

Triple presencia. Este modelo de bancos se encuentra en la Praza do Concello, en la rúa Don Nicolás y en el tramo de Justo Martínez más próximo al Concello Los de Don Nicolás están dañados.

Asiento doble. En la plaza de la iglesia lucen bancos de granito con respaldo metálico al centro y asientos hacia ambos lados. Sirven para descansar una rato, pero no invitan a quedarse horas.

Un icono local. Los bancos verdes de los jardines con enseña local y testigos de mil batallas. La Policía Local tuvo que luchar mucho para que la juventud dejase de sentarse en el respaldo.

Respaldo en forja. En esta calle conviven dos tipos de bancos. En un tramo, son de madera y metal. En otro, de granito con respaldo de forja. Los de este segundo modelo pueblan también San Antón.

Granito puro y duro. En Calvo Sotelo, la calle Ulla y la Praza da Feira, los bancos son simples bloques de granito sin más respaldo ni aderezo. Pureza de líneas que siempre resiste el paso del tiempo.

Escasa durabilidad. Los bancos de la Praza de Galicia se colocaron hace relativamente poco, pero su resistencia a la meteorología y al vandalismo no ha sido suficiente. La madera está dañada y en alguno de los asientos faltan tablas y hay partes metálicas descolgadas. El gobierno ha anunciado la sustitución de estos elementos que, tras su recuperación, serán recolocados en otras zonas. fotos MIGUEL SOUTO

La solución: diseñar un modelo propio al margen de los catálogos

¿Por qué hay tal diversidad en el mobiliario urbano?. Pues por problemas de contratación, de presupuesto y de perspectiva.

Ante el desorbitado coste que supondría la renovación integral de todo el mobiliario urbano, los gobiernos suelen optar por ir parcheando la situación, reponiendo puntualmente los elementos que encuentran más deteriorados o menos atractivos, o aquellos de las zonas que se reforman.

Los cambios suelen afectar a un par de calles o plazas. Cuando vuelve a dotarse una nueva partida para bancos, aunque se quiera, es difícil conseguir el mismo modelo. Por un lado, las casas comerciales renuevan sus catálogos y, por otro, un proceso de contratación solicitando un modelo comercial concreto sería impugnable.

Los técnicos consideran que la solución podría ser optar por el diseño propio de un mobiliario «modelo A Estrada» que se podría exigir tal cual o con variaciones en contrataciones futuras.