Mario Blanco, el alcalde de A Estrada que impulsó la educación y la cultura

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

A ESTRADA

Miguel souto

La familia del exregidor expresó su agradecimiento al Seminario de Estudos Locais por este homenaje

30 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La grandeza de los hombres no se mide solo por los grandes gestos, sino también por su vocación de servicio, por su trabajo y por su humanidad. Y Mario Blanco Fuentes lo era. Ayer, en el MOME, el Seminario de Estudos Locais de A Estrada dedicaba la quinta edición de sus jornadas a la figura del maestro, abogado y alcalde estradense (Cuntis, 1917-A Estrada, 2000) en el centenario de su nacimiento.

Su hijo, Juan Luis Blanco Valdés, encargado de abrir las ponencias, quiso centrarse en hablar de su padre en el contexto del tiempo que le tocó vivir. De un hombre «cocido entre dos guerras, la Primera Guerra Mundial y la Civil» y criado en un universo lleno de dificultades.

La familia expresó su agradecimiento por esta iniciativa al Seminario que preside María Jesús Fernández Bascuas y vicepreside Luis Reimóndez y «este homenaje de afecto». Mario Blanco tomó posesión como alcalde el 1 de agosto de 1959 y ocupó el cargo hasta 1971. Fernández Bascuas explica que «atopou un Concello con bastante déficit e foino endereitando». A él se deben muchas de las infraestructuras escolares de A Estrada, las escuelas de las aldeas y el instituto de Bachillerato, que estaba en el edificio que hoy ocupa en Conservatorio y que se inauguró en 1967 cuando pocas villas disponían de este tipo de infraestructura. Obras a las que sumó la puesta en marcha de A Baiuca, la biblioteca, muchas concentraciones parcelarias que abrieron carreteras y mejoraron las comunicaciones y muchos teleclubes que dinamizaron las parroquias impulsando la cultura, la educación y el rural en unos años difíciles.

Juan Blanco explica que su padre «no era un político, era un gestor», destacando la contención en el gasto en el Concello y que «como abogado era una calamidad porque no cobraba», su generosidad para los demás y la austeridad con la que vivía. Cuenta que «era hijo de rojos, de un represaliado y él se tiene que ir a la guerra con el ejercito de Franco, el régimen era abominable, pero había que vivir».