Chapuzones mejorables en A Estrada

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

miguel souto

Chequeo a las piscinas municipales

16 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Más sombra que nunca. Hubo épocas en las que encontrar una sombra en las piscinas municipales era misión imposible. Hoy por hoy, varios árboles de copas ya respetables garantizan un lugar donde cobijarse en los días en los que el sol aprieta más.

Calvas en el vaso grande. Cuando hace ya una década se quitó profundidad al vaso grande, se renovó también el revestimiento de gresite. Sin embargo, cada año la piscina va perdiendo algunas piezas más de cerámica. Las múltiples calvas saltan a la vista.

Verde a medias. Nunca estuvo tan verde la hierba de las piscinas como desde que se instaló el sistema de riego. No obstante, la parte alta sigue siendo intransitable sin chanclas.

Las piscinas de A Estrada ofrecen tres vasos, hierba al fin verde y zonas de sombra para resguardarse del sol. Salvo días concretos, no suelen estar masificadas y, en domingos y festivos, están menos concurridas que algunas instalaciones privadas.

Son una buena opción cuando el calor aprieta. Sin embargo, pese a los parches de los últimos tiempos, las piscinas siguen siendo todavía bastante mejorables.

Uno de los problemas a atajar es el de los topos, que desde hace un par de años se empeñan en convertir la zona de descanso en un queso de Gruyère. Agujeros aparte, la hierba requiere también más mimo. El riego ha devuelto el verdor a las zonas más próximas a los vasos, donde el césped no es sedoso, pero se puede pisar descalzo. Las más elevadas, en cambio, continúan a monte. Pisarlas sin chanclas es arriesgarse a pincharse con el toxo que lucha por ganar terreno.

Además, las tumbonas piden relevo, con apenas media docena en buen uso de las doce instaladas en origen, que ya resultaban insuficientes.

En los baños también queda mucho por hacer. Se han cambiado las antiguas duchas por una plataforma sencilla pero práctica. No obstante, la zona de vestuarios continúa reducida a cinco habitáculos desnudos con suelo de baldosa vintage y sin bancos ni taquillas.

En las piscinas, el gresite luce calvas, pero lo peor es la pérdida de agua del vaso grande. Miles de litros al día que disparan el consumo y acaban vertiéndose a un afluente del Ulla con todos los productos tóxicos que llevan.

Vestuarios de otra época. En los dos últimos años el Concello afrontó la reforma de las duchas de las piscinas municipales. Las antiguas y destartaladas sustituyeron por una plataforma abierta de duchas en línea. Sencilla pero correcta. No obstante, la zona de vestuarios sigue pidiendo una reforma. Unos bancos corridos y unas taquillas serían bienvenidos.

Plaga de topos. En la zona ajardinada de las piscinas siempre hubo algún topo excavando galerías subterráneas. Desde hace un par de años, la presencia de agujeros en la hierba es mayor que nunca. El jardín está minado de agujeros y obliga a los usuarios de las instalaciones a medir bien antes de estirar la toalla. fotos miguel souto