Una familia unida por los banquillos

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A ESTRADA

ramón leiro

Roberto Valdés, Pepe Rico y Luisito llevan cinco años compartiendo fútbol y vida

16 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Son un trío indivisible y aunque uno sea la cabeza visible, no sería capaz de tomar ninguna decisión sin consensuarla con sus dos socios. Luisito, Pepe Rico y Roberto Valdés forman una familia que trasciende a los banquillos. Se cruzaron en el Ciudad de Santiago, se unieron en Ourense y están dispuestos a hacer historia en Pasarón. «La relación ya es más que profesional, somos amigos y prácticamente una familia, incluso nuestros hijos y mujeres tienen mucha afinidad», destaca el preparador físico granate Roberto Valdés.

Licenciado en Inef y con experiencia en el cuerpo técnico de Las Palmas que encabezaba Kresic, Valdés fue el primero en aliarse con Luisito. «Lo conocía desde niño, después él acabó su carrera en el Ciudad de Santiago, yo estaba de preparador físico. Al año siguiente él se quedó de entrenador y yo con él», relata el preparador físico el inicio de un idilio que dura ya doce años.

Pepe Rico se incorporó más tarde, aunque su relación con la pareja ya era estrecha. «Llevamos cinco años juntos en el cuerpo técnico, pero ya había sido jugador suyo y compañeros», señala un Rico que desde siempre coincidía con Luisito en los análisis tácticos.

También ellos celebraron sus cien partidos en el Pontevedra. Una señal de que las cosas marchan bien, aseguran. «No es tan habitual en los cuerpos técnicos llegar a cien partidos, son casi tres temporadas», destaca el preparador físico, que no se atreve a asegurar que habrá una cuarta, pero «estamos muy a gusto en el club, en la ciudad, con la afición y con el equipo», destaca.

Aunque comparten pasión por el fútbol con Luisito, también ellos se ganan la vida con un empleo más estable. Valdés trabaja en el área deportiva de la Universidad de Santiago, mientras que Rico heredó el oficio familiar y gestiona una carpintería en A Estrada. Aun así, siempre encuentran tiempo para pensar en el fútbol y planificar un trabajo semanal en el que tienen autonomía, pero de la que participan los tres.

Y en vacaciones tampoco se separan, pero cambian el vestuario por la casa de Pepe Rico en la que él suele encargarse de preparar una churrascada para toda la familia. «Hay mucha confianza entre nosotros y las decisiones son más fáciles porque los tres somos uno», concluye una de las dos mano derechas que tiene Luisito en su equipo.