A Estrada tiene registrados 68 perros de razas potencialmente peligrosas

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

El staffordshire terrier, el pit bull terrier y el rottweiler son los tres más comunes

03 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El registro de perros de razas potencialmente peligrosas del Concello de A Estrada tiene inscritos un total de 68 canes. Las licencias expedidas para el manejo de los mismos ascienden a 71, ya que cada persona que quiera conducir por un espacio público un perro de este tipo debe contar con un permiso propio de carácter individual.

El censo local de perros de razas potencialmente peligrosas va en aumento. Desde enero del 2015 se dieron una decena de altas, mientras que solo fueron tramitadas tres bajas. Según la función desempeñada por los perros, estos se clasifican en tres grupos: de compañía, de guardia y defensa o de caza. El 72 % de los estradenses son animales de compañía y el 20 % son de guardia y defensa. El resto, de caza.

Por razas, en A Estrada se impone el American staffordshire terrier, del que hay 16 ejemplares registrados. El segundo lugar lo ocupan a dúo el pit bull terrier y el rottweiler, con 11 ejemplares de cada una de las razas. El tercer puesto de la lista es para el dóberman, con ocho canes censados en el municipio estradense. Además, hay inscritos en el Concello siete perros mestizos, seis dogos argentinos, cinco mastines napolitanos, tres American staffordshire bull terrier, dos ejemplares de presa canario y un akita inu.

En Galicia es obligatorio también registrar a los perros de las razas bullmastiff, dogo de Burdeos, dogo del Tíbet, fila brasileiro, presa mallorquín y tosa inu. No obstante, en el listado municipal no figura ningún animal de estas razas. Curiosamente, las razas consideradas potencialmente peligrosas varían en función de la legislación propia de cada comunidad. Galicia es la comunidad más proteccionista en este sentido. Considera potencialmente peligrosas un total de 14 razas y sus cruces. Mientras, en Madrid, por ejemplo, solo se consideran potencialmente peligrosas siete razas y sus cruces.

Los propietarios deben pasar un psicotécnico y no tener antecedentes

Los propietarios de perros considerados potencialmente peligrosos están obligados a inscribirlos en el registro municipal y a solicitar licencia. La solicitud ha de acompañarse de un volante de empadronamiento, fotocopia del DNI y foto tamaño carné del propietario, la documentación del perro -cartilla de vacunación y papeleo del microchip-, la póliza de seguro con el comprobante del pago en el banco -mínimo de responsabilidad civil de 125.000 euros-, la autorización firmada para pedir certificado de penales -las personas con ciertos antecedentes no pueden tener perros de este tipo- y la autorización firmada para pedir certificación de sanción negativa -quienes hayan incurrido en maltrato animal tampoco pueden obtener la licencia-. Además, el dueño tiene que superar un examen psicotécnico y pagar las correspondientes tasas (2,35 euros por la licencia y 6,72 por la inscripción en el registro municipal de perros potencialmente peligrosos).

"Hay mucho miedo infundado a estos perros"

Yolanda Magariños está convencida de que la fama de los perros potencialmente peligrosos es injusta. «En las noticias se saca lo que se quiere sacar. Se saca siempre cuando hay una mordida de un perro potencialmente peligroso, pero estoy segura de que hay más mordidas de pastor alemán», explica. «Creo que hay mucho desconocimiento y mucho miedo infundado», dice. Ese temor lo vivió ella en casa cuando quiso hacerse con Gala, su staffordshier terrier. «Mi madre al principio no me quería dejar tenerla. Le daba miedo. Cuando fuimos a verla, siendo un cachorro, me dijo que íbamos solo a mirar, pero al ver a la madre con los cachorros y lo cariñosa que era incluso con extraños en casa la convencí», explica. «Xa veu con nós», confirma María Jesús. Yolanda bautizó al cachorro como Gala. «Quería un nombre que sonara pijo, dulce, nada agresivo», comenta. Gala lleva ahora más de dos años en casa a lametazos con toda la familia. «Ás veces ata se fai pesada», confiesa María Jesús.