Los árbitros pidieron la presencia de la Guardia Civil pero no se reanudó el choque a falta de seis minutos
21 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.El partido entre el Vasán Inversia y el filial del Santiago quedó interrumpido a falta de seis minutos para el final. Los árbitros decidieron parar el choque, mandar a los dos equipos a los vestuarios y solicitar la presencia de la Guardia Civil. El marcador mostraba un 5-6 favorable a los compostelanos en un duelo de rivalidad pero sin acciones graves, con roces en la pista aunque sin patadas o agresiones.
El detonante de la decisión arbitral parece estar en el papel del entrenador estradense. En la primera mitad expulsaban a Marcos Sesar, quien se trasladó del banquillo a la grada. Desde allí hubo algunas indicaciones a su segundo y a los jugadores, hecho que no permite el reglamento. Y esa parece la causa, al menos por comentarios de los colegiados al presidente del A Estrada Futsal, José Manuel Reboredo, ya que estos pretendían reflejar con exactitud los motivos en un anexo al acta.
Reboredo no entendía llegar a esos extremos por ese motivo, máxime cuando los árbitros habían planteado la reanudación del encuentro una vez hubiese presencia de la Guardia Civil en el Coto Ferreiro. Cumplida esa cuestión comunicaron a los dos clubes que pese a ello suspendían el partido, al parecer tras recibir una llamada telefónica en los vestuarios con esa orden.
«Non houbo ningún altercado na pista nin nas nas gradas e nada fóra do normal, con tensión, tarxetas e un expulsado en cada bando na segunda parte», explicó el presidente del A Estrada Futsal. Roces e intensidad en el juego en un duelo de rivalidad pero que, para José Manuel Reboredo, no merecían paralizar el partido ni suspenderlo. Ni siquiera por esas instrucciones de Sesar desde la grada argumentadas por los colegiados como causa. En las gradas no faltaron los gritos de ánimo o crítica, pero «nada distinto a outros partidos», dijo. Ahora queda esperar la decisión federativa. Ayer los tantos del Vasán Inversia fueron dos de Moro y Kinso y uno de Tojo.