Dani Méndez, director deportivo: «Logramos que apetezca jugar en el Lalín»

David Cofán Mazás
David Cofán LALÍN / LA VOZ

DEZA

Miguel Souto

Colgó las botas en la pandemia para enrolarse en un proyecto que busca reflotar a este histórico del fútbol gallego

19 may 2025 . Actualizado a las 12:30 h.

Hace 18 años el CD Lalín disputaba la vuelta de la fase de ascenso a la ahora extinta Segunda División B. Un 1 de junio que no olvidarán los aficionados y protagonistas de aquel duelo contra el Amurrio que terminó con una eliminación inesperada en el último suspiro. Aquel día Dani Méndez (Lalín, 1986) partía de inicio en la delantera. El habilidoso extremo dezano había superado una grave lesión de ligamento cruzado y era indiscutible para su entrenador José Luis Acevedo. «Nos quedamos con la miel en los labios, fuimos subcampeones de Tercera y por un gol olímpico nos quedamos fuera», recuerda. A pesar del recuerdo amargo, asegura que fue «el año más bonito de todos los que jugué».

Desde entonces las cosas no le fueron demasiado bien al CD Lalín, que llegó a tontear con el descenso a 2ª Autonómica. Ahora, asentado en Preferente, afronta una nueva fase de ascenso con la que reverdecer esos viejos laureles de un histórico del fútbol gallego. Dani ya no está en el césped, pero sigue ligado al club como director deportivo. Una nueva etapa que comenzó hace unos años para echar un cable a su hermano David, que preside la entidad desde el 2019.

«Era algo que nunca me había planteado. En un club como el Lalín no es una figura en sí, no tienes un salario. Eres un directivo más, porque no solo te encargas de la parcela deportiva, sino que si hay que conseguir patrocinios, se buscan», explica. El trabajo de la directiva está dando sus frutos, despejando los nubarrones y recuperando la ilusión.

Un ecosistema adecuado

«El club estaba en una situación muy complicada porque venía de dos etapas inestables en la directiva. Mi hermano tenía la ilusión de coger el equipo y sacarlo de ahí, pero el fútbol no es una ciencia exacta. Las cosas empezaron a ir mejor, sobretodo institucionalmente, a parte de en lo deportivo y económico. Ahora el CD Lalín vuelve a estar en boca del fútbol gallego», asegura.

Dani insiste en la importancia de plasmar un proyecto serio y con un buen trabajo de imagen para alcanzar los objetivos. «En lo deportivo, pasamos en 5 años de pelear por salvarse en Primera y a hacerlo por ascender a Tercera. Además, económicamente es un club saneado», subraya.

Este ecosistema facilita las cosas para que lleguen futbolistas de nivel. «Los jugadores hablan entre ellos y cuando vas cogiendo buena fama y eres un club serio, los futbolistas se plantean venir. Hemos conseguido que apetezca jugar en el Lalín», sostiene. Curiosamente, como director deportivo considera que la situación geográfica del concello juega en su contra. «No queda a camino de nada en el sentido deportivo, en la zona de Santiago hay mucho futbolista y están A Estrada, Ordes o Sigüeiro que pueden captar muchos jugadores», explica.

Aprendiendo del vecino

Históricamente el CD Lalín siempre estuvo un peldaño por encima del Estradense, pero hace ya bastante tiempo que las tornas han cambiado. Son ahora los de A Estrada quienes sueñan con un ascenso a Segunda RFEF y en el conjunto dezano toman nota de la excelente gestión de sus vecinos para conducir a su club por el mismo sendero.

«En A Estrada llevan años haciendo las cosas muy bien y eso se nota. Hay una directiva que hace un trabajo increíble y eso tiene sus frutos. El Estradense es un espejo en el que mirarse a día de hoy. Las cosas no pasan por casualidad, hay trabajo y seriedad detrás», destaca.

Dani reconoce que la vida era más fácil cuando era futbolista y si tiene que elegir, no le caben dudas. «Jugando eres el protagonista en el campo y ahora soy un manojo de nervios en los partidos. Antes era pitar y te evadías de todo, era más bonito y mucho menos estresante», comenta entre risas.

Además, Lalín no es una plaza fácil, con una afición exigente a la altura de las expectativas de un equipo que ha participado 6 temporadas en la categoría de bronce del fútbol español. «Es un club con más presión que el resto de la categoría», confiesa.

Una vida de rojinegro

Antes de asumir esta responsabilidad, Dani acumuló una enorme experiencia en los campos de Galicia tras una década con la vestimenta rojinegra y después etapas en el Negreira, Arzúa y Piloño. «Desde los 6 años empecé a jugar en las escuelas del Lalín. Después llegué al primer equipo siendo juvenil de primer año y en el segundo ya formaba parte de la dinámica», recuerda.

Como extremo y luego delantero, Dani Méndez tuvo cifras goleadoras más que dignas, como los 21 goles que hizo con el Arzúa. Pero no fue un camino fácil, teniendo que superar dos roturas del ligamento cruzado en sus dos rodillas cuando acababa de llegar al primer equipo del Lalín. «Me dio un baño de realidad, pero me ayudó a saber lo que es el sacrificio para volver», apunta.