Usuarios del centro de Cogami en Medelo narran su experiencia personal de tres meses en una vivienda de A Estrada
18 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Manuel Gaspar Rivadulla, de 42 años, vive en una parroquia del rural de A Estrada. Óscar López, de 33, reside en Vila de Cruces. Ambos formaron parte, junto a otros usuarios del centro que gestiona Cogami en Medelo, del proyecto piloto Hacia una vida independiente (HAVI) que busca ofrecer una personas con discapacidad una primera experiencia de vida autónoma. En este caso fueron tres meses en los que, en una iniciativa con financiación de la Fundación La Caixa, cinco personas vivieron en un piso en la capital estradense con apoyo de dos profesionales tituladas en educación social y tres cuidadoras.
Estas personas que acuden al centro de Medelo están preparadas para tener una vida más independiente pero no cuentan con la oportunidad para hacerlo y así pudieron comprobar cómo sería su día a día de conseguirlo.
«Nunca pensé vivir una experiencia como esta porque siempre he vivido en casa con mi familia», explica Gaspar, que desde hace doce años disfrutar del servicio de atención diurna de Cogami en Medelo. Reside en una parroquia estradense junto a sus padres, una abuela, una cuñada y dos sobrinos.
Formar para del proyecto, dice, supuso «poder bajar a la calle a pasear, a tomar un café y quedar con gente que conozco de A Estrada». Desde su casa sería más complicado al necesitar transporte, pero compartir vivienda junto a otros compañeros le permitió adquirir hábitos como aprender a realizar las tareas habituales en un hogar, desde limpiar o lavar a hacer la compra o gestionar el tiempo y el dinero, así como normas de convivencia con personas ajenas a su núcleo familiar. Asegura Gaspar que le gustaría independizarse y vivir por su cuenta, pero «necesitaría mayor independencia económica y una vivienda adaptada a mis necesidades porque tengo movilidad reducida».
Aprender a cocinar
«Se me hizo muy corta», aseguraba por su parte Óscar sobre esta experiencia piloto del proyecto HAVI. Este cruceño convive a diario con sus padres y está acostumbrado a no colaborar en las tareas de casa, por lo que compartir piso le suponía un reto. Pero lo superó con nota ya que aprendió a cocinar, además de adquirir el hábito de limpiar que ahora mantiene en su propio domicilio. Apuntaba que la experiencia vivida junto a otros cuatro usuarios de Medelo fue «muy bonita».
Desde Cogami destacaban ayer que este tipo de proyectos resultan muy necesarios porque el entorno en el que viven las personas usuarias del centro de Medelo carecen de recursos similares y quienes les cuidan en sus casas van envejeciendo. Creen que si no se empieza a trabajar en este tipo de experiencias, en el futuro muchas de esas personas con discapacidad vivirán en centros institucionales, lejos de su entorno y en perjuicio de sus derechos fundamentales. Proyectos como HAVI buscan facilitar a estas personas que cuenten en su entorno con posibilidades reales de ejercer su derecho a una vida autónoma en su comunidad de referencia.