O Corpiño cerró el Año Mariano con una gran romería cargada de fervor y pasión

David Cofán Mazás
David Cofán LALÍN / LA VOZ

DEZA

Las altas temperaturas no frenaron una masiva presencia de fieles en el santuario

25 jun 2024 . Actualizado a las 13:44 h.

Sea o no creyente, ver en primera persona la romería de la Virxe do Corpiño es un acontecimiento que sin duda vale la pena contemplar, aunque sea una vez en la vida. La fe, la devoción y también la fiesta se unen en una celebración que este año tuvo un aliciente extra, puesto que se clausuró el Año Mariano. El santuario de la parroquia lalinense de Losón, como de costumbre cada 24 de junio, se llenó de fieles en su día grande. El fuerte calor —con el mercurio acariciando los 30 grados en los momentos más concurridos— no fue obstáculo para las miles de personas que se dieron cita para ver a la Virgen y cumplir con las tradiciones que rigen esta ceremonia tan especial.

Los oficios se sucedieron desde las nueve de la mañana para aquellos que quisieran escapar de la aglomeración y el tórrido sol. El primer acto relevante de la jornada fue a las 11.00 horas, con la misa de los enfermos. Poco a poco el entorno del santuario, preparado con bancos para que todos los que no pudieran acceder al interior de la iglesia tuvieran cierto grado de comodidad, se fue llenando a medida que el reloj rondaba las doce. En ese momento, con algo de retraso, arrancó el oficio solemne.

Los altavoces permitían seguir la eucaristía desde fuera, ya que no cabía un alfiler dentro del templo. Fuera estaban Mari Santas y Ana Reimóndez, las dos de Vila de Cruces, que participaban de la romería vendiendo velas y exvotos. «O que ten fe vai vir igual», comentaba Mari respecto a la gran afluencia de público pese al calor. «É o día máis especial do ano, algo impresionante», aseguraban. Además de los ritos más conocidos, animaron a los fieles a participar de la bendición de la reliquia, otro de esos detalles que hacen tan especial esta romería y atestiguan la fe que despierta el Corpiño.

Tras la misa llegó la procesión. Primero, porteada por miembros de la cofradía, la Virgen salió del santuario bajo una lluvia de pétalos. La multitud que esperaba en la puerta principal del tempo recibió a la imagen con vivas y aplausos. En ese tiempo, una enorme fila que daba la vuelta a la iglesia esperaba bajo un sol de justicia el turno para pasar por debajo de la imagen. La Banda de Vilatuxe acompañó los primeros pasos de la procesión, para ser relevados por los gaiteiros de A Carballeira de Cercio.

Ofrenda y despedida

También cumplió con la tradición el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, que participó en la procesión acompañado del regidor de Lalín, José Crespo, el conselleiro de Educación, Román Rodríguez, la teniente alcalde, Paz Pérez, y la edila de Cultura, Begoña Blanco. Además del rector del santuario, José Criado, y el vicario general de la Diócesis de Lugo, Mario Vázquez.

La ceremonia terminó con la ofrenda-baile del grupo de música tradicional A Carballeira de Cercio en la explanada del acceso principal. Cuando la Virgen enfilaba el interior del santuario a hombros de los cofrades, el público la despidió entre vítores y alzando sus pañuelos, boinas y fulares.

El solemne cierre de la Puerta Santa, colofón de los festejos

El día grande del Corpiño continuó por la tarde con el último acto del Año Mariano: el cierre de la Puerta Santa. Este acceso sacro se abrió hace justamente un año, coincidiendo con el inicio de este período otorgado por el Papa. Un hecho que permitió que los fieles que acudieran al templo en ese período obtuviesen indulgencia plenaria.

En el lapso de tiempo que hubo desde la procesión al cierre, la sacralidad acompañó los festejos más profanos. Pulpo, churrasco, empanadas, cerezas, quesos... Los feligreses disfrutaron de un gran ágape en las diferentes carpas que se extendían por el entorno del santuario. Algunos llevaron su propia comida, esperando al cierre de la Puerta Santa con un agradable pícnic en la carballeira junto al palco. Cabe destacar el importante despliegue de seguridad. Con numerosos efectivos de la Guardia Civil y la Policía Local a fin de evitar robos.