Inician una campaña de recogida de firmas entre la ciudadanía por un rural vivo y en contra de un monocultivo extensivo que «racha co ecosistema»
23 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Un grupo de vecinos del Val do Río Ulla, entre Donas y la parroquia cruceña de Brandariz, inician una recogida de firmas en la zona contra la plantación masiva de viñedos en esta zona para la producción industrial de vino albariño. Defienden «un rural vivo» frente a los «monocultivos intensivos», una reivindicación que ya expresaron por medio de pancartas alguna de las cuales ya ha sido colgada en la zona. El siguiente paso es el inicio de una campaña de recogida de firmas entre la ciudadanía. Una vez se complete, explican, entregarán las rúbricas a la Consellería de Medio Rural y la intención es hacer llegar sus quejas también a otros organismos como la Consellería de Medio Ambiente o Augas de Galicia.
Por medio de un manifiesto denuncian «unha alarmante transformación do nosos territorio na que se están convertendo en explotacións intensivas de viñedo grandes superficies da nosa masa forestal, do mosaico agropecuario e dos terreos que rodean as nosas casas». Se sienten, dicen, «indefensos ante estas intervencións» realizadas por inversores externos que, explican, buscan un rendimiento económico en estas tierras.
La zona pertenece a la subzona de la Ribeira do Ulla, la última en incorporarse, en el año 2000, a la denominación de Orixe Rías Baixas. Con el río Ulla como epicentro, abarca territorios de las provincias de Pontevedra y A Coruña. Desde la D. O. destacaban en esta zona cultivos de vid «perfectamente integrados entre campos destinados al cultivo de otros productos de la tierra y parcelas de cría de ganado, especialmente vacas» aunque también destacan que aunque en la zona se produce el 10 % de todo el albariño es a zona que más ha crecido en los últimos años en número de producción.
Ese paisaje fue cambiando, dicen los vecinos, en los últimos años, con la roturación de tierras y las plantaciones de macroviñedos que ya ocupan, dicen, numerosas hectáreas. Son terrenos , en algunos casos, en alquiler, en los que varias bodegas han puesto los ojos a fin de ampliar la superficie de sus cultivos.
Afección sobre otras actividades agrarias
La subzona del Ulla es descrita en la página de la Denominación de Orixe Rías Baixas como una zona «con paisajes llenos de paz y tranquilidad y con mucha historia y arquitectura por conocer». La vid siempre estuvo presente con pequeñas viñas que se combinaban con otros cultivos. Este colectivo vecinal considera que la creciente superficie de viñedos intensivos «está supondo un freo ao desenvolvemento doutras actividades agrarias máis sostibles» señalando que las explotaciones ganaderas están teniendo ya problemas de disponibilidad de pastos y terrenos para el cultivo de cereales que no estén afectados por la aplicación de fitosanitarios de los viñedos linderos. Denuncian la pérdida de la biodiversidad que acarrea la transformación al monocultivo. En contraposición y como ejemplo de buen hacer ponen la actividad de la bodega familiar Castro Brey, de pequeño tamaño, arraigada en la zona y sostenible.
Preocupación por las consecuencias de los productos fitosanitarios en los acuíferos
El colectivo vecinal, denominado Sí a un rural vivo, pone el acento en la pérdida de masas forestales que está suponiendo este cambio del paisaje que consideran «racha co ecosistema». Las talas, dicen, se han llevado ya por delante robles centenarios dejando diezmada por ejemplo, una carballeira existente junto al campo da festa de Camanzo de la que solo queda en pie el 30 % de la masa forestal cumpliendo así la normativa exigida.
Otra de sus preocupaciones es la posible contaminación por productos fitosanitarios alegando que «o cultivo da vide para a produción industrial de viños é unha das práctica agrícolas que maior uso fai deles». La alta afección en la zona atlántica de Galicia en la vid por patologías fúngicas como el mildiu hace, dicen, que los tratamientos se apliquen de forma mucho más frecuente que en otras zonas.
En la del Ulla, apuntan, «para evitar perdas nas colleitas de albariño son necesarios ata 20 tratamentos de funxicidas ao ano fronte aos 12 de máximo que se precisan na zona do Salnés». Son productos, añaden, «que se acumulan no solo e nas augas das zonas afectadas, así como nos animais e na propia poboación residente» indicando que «a normativa europea recoñece que estes produtos poden causar efectos negativos significativos sobre a saúde humana pola deriva da pulverización na atmosfera ou na auga potable»
Explican que hay viñas que se encuentran a menos de 50 metros del río Ulla, que constituye una zona protegida enmarcada dentro de la Rede Natura 2000. Les preocupa la posible afección a los cursos de agua y a los acuíferos de la zona señalando que «este tipo de cultivos volve os terreos máis propensos á seca» y que los productos fitosanitarios utilizados «acaban contaminando as augas subterráneas, os mananciais e os cursos fluviais afectando ao subministro de augas para o abastecemento».