Las ventas de helados artesanales se incrementan con la subida de las temperaturas
23 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Uno de los negocios que repunta al calor del tórrido verano es el de los helados. Y de eso sabe mucho el estradense Antonio Sanmartín Chao, que además de pastelero es heladero artesanal. Sus propuestas, además de combatir el calor y estar deliciosas, también son sanas, porque están hechas con materias primas naturales.
En su negocio, la pastelería Mimela, Antonio ofrece este verano nada menos que 45 sabores. Muchos de ellos con ADN estradense, como el de fresas de Berres, que es «el buque insignia».
«Cuando hace calor, la gente prefiere helados de fruta. Por eso la carta no es la misma en verano que en invierno. En invierno tenemos, por ejemplo, helado de castaña o de café y caramelo, que ahora no ofrecemos porque apetecen menos. Ahora tienen más salida los de fresas de Berres, de mango, de lima, de maracuyá con mango... Sabores frescos», explica Antonio Sanmartín. También están triunfando el de limón de Siracusa con Indicación Geográfica Protegida y, esta semana, el de yuzu, un cítrico japonés que ya tiene en occidente una legión de adeptos.
Hace tiempo que Antonio Sanmartín, desbordando creatividad, empezó a ofrecer en su negocio tartas o pasteles efímeros, creados para ocasiones especiales y que solo se pueden degustar en esa fecha concreta. Con los helados está haciendo lo mismo y el de yuzu es uno de esos sabores efímeros que solo se podrá probar esta semana. «Trabajamos con yuzu cultivado en la prefectura de Kochi, abonado con ramas procedentes de podas y estiércoles del hipódromo que hay en la zona. Siempre buscamos procedencia y pureza en la materia prima», explica Antonio. «El mango, por ejemplo, tiene un mercado muy opaco. El nuestro no. Viene de la India, de unas plantaciones identificadas y perfectamente trazables», comenta.
Como hay gustos para todo, además de sabores frutales, la carta veraniega también incluye otros entre los que destacan el de tarta de queso —líder en ventas—, el de chocolate blanco con palomitas, el de tiramisú o el de café arábiga. Por supuesto, los de chocolate, Kinder, Oreo o Ferrero Rocher están siempre ahí para los más golosos.
«La fabricación es completamente artesanal. Preparamos aquí todo desde cero», cuenta Antonio Sanmartín.
En Mimela hasta los clásicos polos son todo salud, con sabores irrepetibles como la lima de Persia con chocolate o la pera Williams con vainilla Tahití.
En tarrina, cono o palito, los helados están saliendo estos días a decenas de la pastelería Mimela para refrescarles el verano a los estradenses.
Pero que nadie se confunda. Los helados no son solo para el verano. En invierno se consumen (y mucho) llevándoselos en botes para degustar al calor del hogar. «Navidad es un mercado brutal», asegura Antonio.