Jesús Figueroa, jefe del servicio de rehabilitación del CHUS en Santiago: «Nosotros acompañamos el resto de su vida a un paciente con ictus»
DEZA

La especialidad es «fundamental», y más aún en los próximos años, advierte
29 may 2023 . Actualizado a las 08:29 h.La semana en el hospital es «dura». Fue su comentario mientras se sentaba a tomar un café de sobremesa a golpe de viernes. Jesús Figueroa Rodríguez (A Coruña, 1962), jefe del Servicio de Rehabilitación del CHUS, participó la semana pasada en la sesión divulgativa que organizó en el Casino la Cátedra de Hidroloxía Médica USC-Balnearios de Galicia. Las patologías principales en las que la balneoterapia puede ofrecer mejores resultados son el ictus, el párkinson, la esclerosis múltiple y la parálisis cerebral infantil.
«Hay diferentes síntomas que acompañan a estas enfermedades, como el dolor, la espasticidad o rigidez de los músculos, las alteraciones de la coordinación y equilibrio… que, sin duda, pueden beneficiarse de la cura termal y la hidroterapia. En estos casos es donde tenemos mayor evidencia científica. El balneario ofrece una terapia integral, que incluye un clima y dieta adecuados, una relajación psicofísica y el contacto con las aguas mineromedicinales. La hidroterapia, es decir, aprovechar las propiedades físicas del agua, es muy interesante porque el paciente hará cosas en el agua que no puede hacer fuera de ella», explica el doctor Figueroa, y añade que, en relación con las enfermedades neurológicas, puede emplearse todo tipo de aguas mineromedicinales, si bien —precisa— las radioactivas son las «más aconsejables» por sus efectos analgésicos, relajantes y reguladores del equilibrio neurovegetativo. «Dependiendo del caso se pueden utilizar aguas cloradas, que son esencialmente estimulantes; así como las sulfuradas, porque son estimulantes generales, desensibilizantes y antitóxicas», indica el facultativo, que se muestra partidario de que el sistema público de salud incorpore a sus prestaciones la cura termal: «Todo lo que sea aportar y sumar, bienvenido sea; pero luego habrá que ver cada caso», matiza.
Con el especialista jefe trabajan doce médicos rehabilitadores en el servicio, contando Santiago y Barbanza; y tienen la «mejor» red de España de unidades periféricas de fisioterapia. «Hemos descentralizado la rehabilitación, hemos conseguido acercarla al paciente. Un vecino de Muros, por ejemplo, que se esté tratando una rodilla no tiene que venir al hospital», según destaca. Pero la rehabilitación se relaciona con muchas especialidades. «Tenemos una unidad de linfedema (cuando el líquido linfático no drena bien) y, a su amparo, hemos abierto una escuela de mama para que todas las mujeres mastectomizadas puedan aprender a cuidarse y a hacer ejercicios. Nos encargamos, entre otras, de la prescripción de prótesis al paciente amputado; de la rehabilitación del suelo pélvico femenino para tratar la incontinencia urinaria, una patología que va a más; de la rehabilitación cardíaca… Igualmente tenemos una unidad de atención temprana y rehabilitación infantil. En rehabilitación hay muchas cosas que acaban en nosotros», tal como señala el clínico.
Convencido de que la especialidad juega un papel «fundamental, y mucho más» en los próximos años, debido a las mejores perspectivas de vida y el envejecimiento de la población, el doctor Figueroa demanda más recursos humanos y técnicos: «De poco vale invertir mucho en salvar la vida de un paciente si luego no somos capaces de atenderlo debidamente. Y la sociedad nos lo está pidiendo. Hoy la gente no quiere vivir más, sino mejor, con mejor calidad de vida. Tenemos que adaptarnos a la cronicidad. Pero también soy positivo porque hoy hacemos mejor medicina y disponemos de más recursos. Ahora bien, en rehabilitación neurológica la tecnología ha avanzado mucho y aún estamos lejos de acercarnos. Pensemos que acompañamos el resto de su vida a un paciente con un ictus o un accidente cerebrovascular. Nos convertimos en su médico de cabecera. De ahí que las áreas de rehabilitación tengan que crecer y mejorar», concluye.