«Los hórreos pueden seguir siendo funcionales para otros usos»

Alfredo López Penide
lÓPEZ pENIDE PONTEVEDRA / LA VOZ

DEZA

CARMELA QUEIJEIRO

El presidente de Apatrigal, el estradense Carlos Henrique Fernández Coto, destaca que, «en general, el estado de los hórreos no es malo»

16 abr 2023 . Actualizado a las 17:22 h.

Es hasta cierto punto un tópico, pero cada vez que se habla de hórreos en Galicia se tiende a pensar en Combarro. Es algo que reconoce el estradense Carlos Henrique Fernández Coto, presidente de la Asociación para a Defensa do Patrimonio Cultural Galego (Apatrigal), quien incide en que, no obstante, «es un tópico a superar, ya que el turismo convierte el patrimonio en espectáculo, y eso produce un cambio de paradigma que destruye la autenticidad».

—¿A qué considera que se debe esta situación?

—Combarro se diferencia del resto por dos cuestiones. Es el único conjunto de hórreos que se encuentra al pie del mar, lo que le da un plus paisajístico, además lo han declarado conjunto histórico-artístico hace muchos años, pero no son mejores que los de otros lugares. De hecho son pequeños y no son los originales, que eran de varas, de los que solo se conserva uno en el municipio. Es cierto que en la provincia de Pontevedra no hay muchas más concentraciones de hórreos, salvo en Campo Lameiro (Parada) y en Cerdedo-Cotobade (Pedre, Outeiro y Pena). Hubo también en Redondela, pero quedan pocos ejemplares tras la especulación urbanística. En cuestión de calidad arquitectónica destacan más los de O Salnés y los de Deza-Tabeirós.

—¿Cuál es el estado general de estas estructuras?

—Podría pensarse lo contrario, pero podemos decir que, en general, el estado de los hórreos no es malo, sobre todo en las comarcas en las que la piedra es proporcionalmente mayor a la madera, porque apenas necesita conservación y mantenimiento. Con todo, vemos que cada vez caen más hórreos o pierden la cubierta y las doelas de madera, quedando la estructura de piedra. Aún así, no pierden su belleza, pero sí su funcionalidad.

—¿Y existe conciencia social de la riqueza que supone su conservación?

—Con el cambio de paradigma rural, donde hemos dejado de ser agricultores y los hórreos perdieron su funcionalidad agrícola, se fue perdiendo su valor identitario. Últimamente, gracias a la divulgación que hacen las redes sociales y los medios de comunicación, observamos que esa conciencia va en aumento, no por su uso, sino por el hecho diferencial que identifica a Galicia y Asturias gracias a los hórreos. Hay que concienciar, mediante educación y divulgación mediática, que los hórreos pueden seguir siendo funcionales, para otros usos como secar la ropa o almacenar otras cosas distintas del maíz. Con todo, siempre surge la misma pregunta: ¿Hay subvenciones para su restauración como en Asturias? Una pena que una sociedad no restaure su patrimonio si no hay subvenciones.

—En relación con el estudio que está llevando a cabo Apatrigal, ¿cuáles han sido las mayores sorpresas con las que se han encontrado?

—Desde que empezamos el estudio fue surgiendo sorpresa tras sorpresa. Partimos de las listas publicadas hasta la fecha, que solamente se referían a Galicia, pero descubrimos nuestra ligazón con Portugal y con Asturias —en distinta dimensión—, surgiendo ejemplares fantásticos desconocidos. Incluso en Galicia nos hemos sorprendido por la aparición de algunos ejemplares cuándo ya no pensábamos encontrar más hórreos grandes. Es cierto que hemos puesto el suelo en veinte metros para poder llegar a una lista cierta, porque por cada metro que bajáramos el listón aparecerían otros diez o quince hórreos más.

—¿Qué futuro le atisba a los canastros?

—Es cierto que Galicia es la que tiene la normativa de protección más avanzada y que, por las proporciones de los hórreos, los problemas y soluciones de Asturias son distintas de las de Galicia. Es cierto también que en Portugal se siguen usando los hórreos para el maíz. Pero aquí hemos de hacer reflexiones sobre el futuro, y debemos verlos como una oportunidad, no solo en el terreno funcional, buscándoles utilidades distintas, sino en el identitario. Hemos de conseguir que los dueños se sientan orgullosos de su legado, de esa joya que luce en su parcela, para que la conserven con el mayor mimo y consideración. Otro problema lo podemos encontrar en el abandono rural. Aldeas enteras se quedan sin gente, y lógicamente en esas aldeas los hórreos son insalvables.

El segundo Encontro da Rede Horrea se desarrollará en Arcos de Valdevez

Entre el 19 al 21 de mayo, la localidad portuguesa de Arcos de Valdevez acogerá el segundo Encontro Internacional da Rede Horrea, de la que forma parte la asociación Apatrigal. De hecho, entre las conferencias programadas para estas jornadas se encuentra la que ofrecerá el investigador Carlos Regueira, autor del libro Atlas dos Hórreos de Galicia y miembro de este colectivo, centrada en O hórreo galego trala chegada do millo americano.

El seminario introducirá la novedad de incorporar un workshop en el que podrán participar los asistentes y que consistirá «en la construcción de un Cabeceiro de Varas durante los tres días», precisó Carlos Henrique Fernández Coto. Este tipo de construcción, según reseña María del Carmen García Florez en Cabaceiros de la comarca de la Ulloa, «es propia de la cestería, de donde procede su nombre como cabaz o cabazo, cabaceiro, canastro canizo o cainz... Deriva de cabas (cesto con asas) o de la corrupción de canastro o cesto cilíndrico», de tal modo que es un «hórreo entretejido de ramas o varas, de planta circular».

En cuanto al congreso de mayo, Fernández Coto precisó que «durante la pandemia hemos establecido lazos con las áreas geográficas con hórreos —Asturias, León, Cantabria, Euskadi, Navarra y norte de Portugal— y tras una serie de reuniones virtuales —no podíamos reunirnos físicamente— hemos constituido el Grupo Horrea, al que ya le hemos dado forma jurídica, y hemos establecido contacto con los Ministerios de Cultura de España y Portugal para elevar los hórreos al lugar que merecen. El primer encuentro físico del Grupo Horrea lo tuvimos en Candás (Asturias) el pasado año. Con una asistencia de 80 personas, reuniones con administraciones, conferencias y premios, ha sido un éxito».