Carboeiro mira hacia Barcelona

Javier Benito
javier benito LALÍN / LA VOZ

DEZA

El tímpano de la iglesia del monasterio de Carboeiro en el que faltan las dos piezas, en una imagen de archivo.
El tímpano de la iglesia del monasterio de Carboeiro en el que faltan las dos piezas, en una imagen de archivo. miguel souto

Los nuevos documentos pueden inclinar la balanza para recuperar las esculturas expoliadas en los años 50, tras varios intentos con cierta tibieza

29 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La Consellería de Cultura aguarda en pocos días la remisión del informe desde el Museo Marés de Barcelona sobre las dos esculturas que exhibe y que fueron expoliadas del monasterio de Carboeiro. Aún no expiró el plazo para una respuesta que se espera con optimismo. En este 2023 parece que el nuevo intento de recuperar las piezas sustraídas del tímpano pueden regresar a su ubicación primigenia. En anteriores ocasiones se actuó con cierta tibieza en la reclamación, en varios partiendo desde un ámbito local. Ahora se cuenta con el respaldo institucional de la Xunta pero sobre todo con las cartas halladas por el investigador Francisco Prado-Vilar que demuestran fehacientemente que las bellas talladas datadas en el siglo XII fueron robadas de la portada de la iglesia silledense.

La presencia de esas dos esculturas expoliadas en Carboeiro está documentada a través de imágenes y trabajos de historiadores. En fotografías de los años 30 y 40 del pasado siglo aparecían conformando el tríptico del tímpano, del que solo se conserva en el monasterio la representación pétrea de dos evangelistas, san Mateo y San Marcos. De la exhibición de sus «compañeras» en el Museo Marés, el Pantocrátor y los símbolos que recrean a san Lucas y San Juan, también hay testimonios por escrito.

La última vez que ambas figuras se pudieron admirar en Galicia nos hace remontarnos más de tres décadas, hasta 1991. Entonces se exhibieron dentro de la exposición Galicia no Tempo promovida en Santiago por la Xunta. Y había una expresa referencia tanto a su procedencia, el cenobio silledense, como a la institución que cedía las esculturas para esa muestra, el museo barcelonés. Aunque casi nadie dudaba ya por entonces y desde tiempo atrás de un origen sospechoso, previsiblemente un robo, habían sido compradas de forma lícita por la institución museística en 1980 a los propietarios de la familia Birk.

Ese regreso temporal no se aprovechó para abrir un negociación en torno a la restitución de esos bienes. Regresaron a Barcelona mientras se articulaban planes para devolver su antiguo esplendor al monasterio, prioridad por aquellos años dado su avanzado estado de deterioro. Nadie parecía interesarse por escarbar para confirmar que las esculturas habían sido sustraídas en delito flagrante ni se optaba por ninguna institución en plantear al museo catalán alguna fórmula o convenio que posibilitase reubicarlas en la fachada occidental del cenobio silledense. Mucho menos surgían voces que quisieran ir más lejos con la apertura de algún proceso por la vía judicial.

Ahora queda confiar en que no resulte necesario recurrir al Juzgado tras desvelarse el contenido de las cartas halladas en el Arquivo de Galicia y el Archivo General de la Administración. Permiten constatar que se trató de un robo en el monumento medieval, denunciado en 1957. Por tanto una sustracción ilegal dada la protección que tenía el cenobio desde 1931, equivalente al actual Bien de Interés Cultural (BIC). Las miradas están en Barcelona y en su resolución.

Del Concello de Silleda a la Mancomunidade de Deza

Los intentos locales para reclamar la devolución vivieron vaivenes aunque tampoco fueron tantos, pudiendo destacarse dos ocasiones. La primera nos remonta a abril del 2006 cuando el PSOE presentaba una moción para su debate por el pleno de la Mancomunidade do Deza para reclamar las dos piezas expuestas en el Museo Marés. Una iniciativa que surgía con motivo del anuncio de una partida de 150.000 euros por parte de la Xunta para potenciar el uso con fines culturales y turísticos del cenobio de Carboeiro.

En aquel momento surgían tensiones en torno a la propiedad del monasterio, apuntando el entonces alcalde del PP de Silleda, José Fernández, que al Concello no le correspondía solicitar la devolución de las dos piezas porque no ser titular del cenobio, apuntando a la Xunta. Mientras, desde la Consellería de Cultural rebatían que el dueño era el Ayuntamiento pese a asegurar el regidor que carecía de documento de titularidad, aunque sí encargaban de la gestión de las instalaciones y daba permiso para las actividades. Los terrenos colindantes con el conjunto monacal se habían comprado con fondos municipales en 1989. Pese a esa controversia se aprobó por el pleno mancomunal la moción socialista para instar a la devolución de las esculturas. Quedó en mera declaración de intenciones por el silencio posterior en torno al resultado de las gestiones.

La devolución en el 2017 de 44 piezas del monasterio de Sigena exhibidas en otro museo catalán reavivó a instancias de La Voz la posibilidad de reclamar los bienes expoliados del tímpano de Carboeiro. Silleda anunciaba un inventario de esos y otros elementos patrimoniales robados, además de gestionar específicamente los que recalaron en Barcelona. Entonces la Xunta se ofreció a colaborar ante cualquier reclamación, ahora la abandera al estar el monumento bajo su jurisdicción.