«Llegué a querer ir para cura pero mi madre me lo quitó de la cabeza»

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

DEZA

miguel souto

Destaca la gran entrega de todos los efectivos que integran la compañía

15 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El próximo día 23 será el último día en el servicio activo del capitán de la Compañía de la Guardia Civil en Lalín, Antonio Álvarez Lorenzo (As Chás, Oímbra) antes de cumplir, el 24, 61 años. Estos días está aprovechando para despedirse de los alcaldes acompañado del teniente Jorge Cobas Piñeiro que se hará cargo interinamente de la Compañía hasta que se incorpore un nuevo capitán.

—¿Qué tal lleva lo de la jubilación y pasar a la segunda actividad?

—Es raro, son muchos años.

—¿Cuándo ingresó en la Guardia Civil?

—Llegué a Úbeda para hacer la formación el 1 de marzo del 82 con un frío que pelaba. Nos recogieron a todos en un camión de la Guardia Civil y allí fuimos apiñados en la parte de atrás, con los sacos de tela que llevaban algunos y otros con aquellas maletas con las que nuestros antepasados iban a la emigración.

—¿Cuál fue su primer destino?

—Fue en el destacamento de seguridad de la prisión de Carabanchel, que ya no existe, y pertenecía a la Comandancia de Madrid. Después estuve destinado en varios sitios: en el Ministerio de Defensa, en el Estado Mayor de la Defensa, estuve también en seguridad del Palacio de la Moncloa en la época de Felipe González que tenía con nosotros un trato excelente y también presté servicio a Alfonso Guerra y a Javier Solana. A Alfonso Guerra, los fines de semana íbamos para las Rozas que tenía allí una casa. Estuve en la Moncloa solo del 85 al 87 y luego ascendí a cabo y me mandaron para la Móvil de Barcelona. Llevábamos la cárcel de la Modelo, la Trinitat Vella que era la de jóvenes y la de Wad-Ras que era la de mujeres, que ahora ya no existe.

—¿Cuándo se vino para Galicia?

—En septiembre del 89 para el puesto de Cualedro, de la Compañía de Verín: luego bajé para el puesto de Verín. Allí estuve de cabo a las órdenes de mi padre, que falleció con 55 años. Después ascendí a sargento y volví para Cualedro y en noviembre del 97 me fui para El Escorial para presentarme a oficial y salí de alférez. Yo pertenezco a la primera promoción de alférez de la Guardia Civil y cuando salí de la academia me vine de adjunto para la Compañía de Verín. Ascendí a teniente en el 2002 y en el 2003 fui destinado para Carballo. En el 2007 me trasladé para Santiago como adjunto. En agosto del 2010 ascendí a capitán, en mayo del 2011 me incorporé a la Compañía de Lugo y el 2 de febrero del 2014 llegue a Lalín.

—Además de su padre, también tiene un hermano Guardia Civil.

—Si, es cabo de la patrulla fiscal de la Compañía de Vigo.

—¿Sus hijos seguirán por el mismo camino que ustedes?

—El tiene uno y yo tengo cuatro pero a no ser que vaya la pequeña que tiene 15 años, los otros ya son mayores y tiraron por otros caminos.

—¿Ya tiene nietos?

—No, tengo un perro que se llama Coco y mi hija no para de decirle: ?Dile hola, al abuelo?.

—¿Cuándo decidió que quería ser guardia, lo tuvo claro?

—No, no, yo llegué a querer ir para cura. Iba a ir al noviciado pero fue mi madre la que me lo quitó de la cabeza. Yo estudié en el colegio de Los Milagros de Baños de Molgas. Mi padre estaba destinado en San Sebastián, estaba interno y el colegio era mi segunda casa y los Paúles, como mis padres adoptivos. A ellos les debo mucho. Pero después fui un día a Ourense para mirar academias y ver de preparar unas oposiciones. Estuve con unos amigos tomando algo y me quedé hasta el último autobús. Cuando llegue a casa y me preguntó mi padre si había visto algo que me interesaba le contesté que cuando saliera la convocatoria para la Guardia Civil me apuntara.

—Ser hijo de guardia marca.

—Un día me llaman por megafonía en Los Milagros y fui con las piernas temblando temiendo lo peor. Era mi padre que estaba al teléfono para contarme que habían sufrido un atentado en el cuartel pero que estaban bien. Viví esa Guardia Civil con mi padre que no se quitaba el uniforme ni para dormir. Luego la del 82 cuando ingresé yo, que ya era distinta y a lo largo de estos años fueron cambiando muchas cosas, como en todo. Yo, de lo que estoy superorgullosísimo aquí es de toda la gente y de estar rodeado de grandísimos profesionales.

—Cuando usted llegó el puesto de Lalín se convirtió en principal.

—Sí, se formalizó estando yo pero ya lo había solicitado mi antecesor. Se creó en mayo del 2015 y supuso contar con más efectivos, aunque se sigue luchando para tener más. Somos pocos pero hacemos mucho. La gente se esfuerza muchísimo y estoy muy contento con el equipo porque tengo a una gente muy profesional y muy entregada. La fusión de Cerdedo-Cotobade nos hizo perder a seis efectivos. En junio del año pasado el cuartel de Cerdedo pasó ya a depender de Pontevedra. Y ahora en A Estrada se aumentará en dos efectivos la plantilla. Somos 105 en la Compañía, los que menos tenemos de las de la provincia de Pontevedra.

—En estos años se impulsó mucho el Plan Director y el seguridad del mayor.

—Sí, en los colegios e institutos estamos dando muchas charlas y hablamos con los alcaldes para aprovechar actividades que hacen con los mayores en los concellos para ir allí y hablarles de prevención de estafas, de robos en las viviendas. Tenemos que impulsar más esa labor con los mayores.

—¿Las estafas, sobre todo las ciberestafas, es el tipo de delitos que más crece?

—El 2022 lo acabamos con menos que el anterior, pero siguen proliferando muchas. Tuvimos como unas 420 estafas en general, entre ellas muchas de compras y gestiones por Internet. Hemos bajado pero suponen un 33,49 % y un 47,09 % del total de los delitos.

—Tienen un buen porcentaje de resolución de casos.

—Subimos dos puntos, de un 45 a un 47 % de resoluciones. Tenemos un buen equipo. Está también el equipo Arroba de la Comandancia con gente muy cualificada que lo está haciendo muy bien y hay estafas que se trasladan allí.

—¿Qué actuaciones recuerda de estos años en Lalín?

—El desaparecido en Sañidres, en Silleda. Me voy con esa espinita clavada y ese sinsabor por no haber podido encontrarlo. Estuvimos mucho tiempo buscando, se hizo bien, contamos con la colaboración del helicóptero, del grupo cinológico, cooperaron los vecinos de la zona... pero quién sabe. Por allí hay muchos agujeros de las minas e igual cayó en uno.

—¿Un suceso que le impresionase más en este tiempo?

—El de Callobre. El hijo estaba en Portugal de viaje y en la casa encontramos a la madre colgada, el marido que había matado a la suegra y él se había intentado matar y lo consiguió al segundo intento. Fue lo que más me impresionó.

«Me casó Crespo en el Pazo de Liñares, para mí fue un orgullo estrenarlo»

En el ámbito personal, Antonio Álvarez Lorenzo siempre tendrá un recuerdo especial de Lalín porque aquí se casó. Lo hizo vestido con el traje tradicional gallego «porque mi mujer es muy enxebre y era prestado». La ceremonia la ofició Crespo en calidad de alcalde y tuvo lugar en el Pazo de Liñares. Explica que «fui el primero y para mí fue un orgullo estrenarlo». El día 1 se incorpora a la segunda actividad en la jefatura de seguridad de los juzgados de Lugo. Fijará su residencia en Monterroso donde viven sus suegros. Explica que «nuestra idea era quedarnos en Lalín porque estamos aquí encantadísimos y felices, pero mis suegros son mayores y nos necesitan».

Homenaje

El día 3 sus compañeros le tienen organizado un homenaje, que a la espera de contabilizar el número de asistentes, aún no tiene decidido escenario. Bajo sus órdenes, se llevaron a cabo en la zona obras de mejora en los distintos cuarteles. De estas, destaca el cambio de las dependencias de la Intervención de Armas en el cuartel de Lalín y el acondicionamiento de las dependencias de Policía Judicial, de atención ciudadana.... «Ahora tenemos pendiente acondicionar las del Seprona», apunta.

Destaca la labor de VioGén que «lo lleva Pontevedra pero tenemos a Beatriz Beiras Vidal y a Ramón Silva Donsión en el equipo». Cuando llegué había 50, 60 víctimas y en los siguientes años subió mucho. Ahora bajó pero aún así andamos entre las 85 y 90, todos los casos en niveles medio y bajo. Fueron muchos años con operaciones importantes de las que destaca la que partió de un robo en Guitiriz y cuando se empezó a investigar se fue tirando del hilo y el cuartel llegó a llenarse de efectos recuperados de multitud de robos cometidos por Galicia adelante, o la resolución de los atracos a un estanco y a la casa de un empresario. Álvarez Lorenzo resalta también otras muchas como las operaciones Deza o Consolación contra el tráfico de drogas, la operación Qátedra, o la reciente operación Oratoria con la que se esclarecieron más de 40 hurtos destacando la gran labor del equipo de Policía Judicial.

El capitán, renunció al ascenso a Comandante cuando le quedaban unos cuatro años para pasar a la segunda actividad. Cuando lo haga ahora habrán pasado, «40 años, diez meses y 24 días» desde que empezó con 19 años su carrera en la Guardia Civil.