El estradense que espiaba estrellas y dio con el primer meteorito gallego

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

DEZA

cedida

Manuel Andrade Baliño dirigió la investigación del meteorito de Traspena

15 ene 2023 . Actualizado a las 17:26 h.

El 18 de enero de 2021 una gran bola de fuego cruzó los cielos gallegos. Respondía a un asteroide de 1,15 metros de tamaño y 2,62 toneladas de masa que chocó contra la atmósfera a 75 kilómetros de altura con una velocidad de 15 kilómetros por segundo y que produjo un meteorito de 527 gramos. El fenómeno fue analizado en una investigación liderada por el área de Astronomía y Astrofísica del departamento de Matemática Aplicada de la Escola Politécnica Superior de Enxañaría del Campus de Lugo (USC). Al frente del equipo investigador hay un estradense. Manuel Andrade Baliño (A Estrada, 1973) ya de niño soñaba con la astronomía y de adulto se gana la vida como profesor universitario e investigador en el área de astronomía y astrofísica.

El meteorito que hace casi dos años aterrizó en el Concello de Baralla —bautizado como meteorito de Traspena— le dio la oportunidad a Manuel Andrade de liderar una investigación que ha supuesto un hito en la astronomía gallega : se pudo determinar con precisión la órbita heliocéntrica del cuerpo progenitor previa a la colisión con la Tierra y además fue posible localizar el meteorito para exponerlo en un museo. «O obxecto proxenitor tecnicamente era un pequeno asteroide, porque medía máis dun metro, o que xa o fai singular. Pero ademais, en poucos casos é posible calcular con exactitude a órbita arredor do Sol previa á caída e neste caso non só foi posible senón que todos os cálculos se fixeron en Lugo. A órbita, no seu punto máis afastado movíase un pouco máis alá de Marte e cando se achegaba máis ao Sol atravesaba a órbita da Terra e de Venus», explica Manuel Andrade. Fue la primera caída bien documentada de un meteorito en Galicia y la segunda en España, donde en el 2004 se logró documentar otro en Villabeto de la Peña (Palencia). Sin embargo, en el caso del meteorito de Traspena el cálculo de la trayectoria atmosférica y el de la órbita heliocéntrica fueron por primera vez realizados íntegramente por un investigador español: el estradense Manuel Andrade Baliño. «Foi un milagre que houbese xente que vira aquel meteorito. Caeu un 18 de xaneiro, á unha e vinte da madrugada de luns para martes e en pleno confinamento. Creou un fenómeno luminoso espectacular que se puido ver en todo o noroeste e en toda a península. Hai vídeos desde Sevilla, a 600 quilómetros. Temos cámaras para detectar este tipo de fenómenos e a sorpresa foi que estaba rexistrado neses vídeos e nos vídeos de moita xente que agora ten cámaras de seguridade. Xa desde o primeiro día os cálculos preliminares indicaban que era altamente probable que se tivesen producido meteoritos, pero o difícil era atopalos. Os últimos quince quilómetros a caída foi guiada pola gravidade e polo vento. Calculei a traxectoria con métodos moi novidosos e acotamos unha pequena zona de busca, pero era unha área montañosa tremenda, na zona dos Ancares, e non era doado recuperalo», explica Manuel Andrade.

«Con todas as observacións dispoñibles foi posible non só calcular a traxectoria atmosférica senón tamén reconstruír a órbita que tiña arredor do sol. É de destacar que só existen 43 casos así en todo o mundo», comenta el estradense. Según cuenta, la investigación se resolvió en año y medio, un tiempo récord para este tipo de estudios, y permitió incluso desarrollar un modelo de pérdida de masa.

«Podería haber outros dous fragmentos, pero atopalos sería unha odisea»

El meteorito —que fue abierto al medio para ser analizado— tiene una corteza negra y fina. Es del tamaño de un puño, de carácter pedregoso y con una elevada densidad. El interior —del material primigenio de la formación del sistema solar— contiene hierro, níquel y silicatos y presenta cóndrulos. Tras los análisis pertinentes, una mitad del meteorito se expone en el Museo de Historia Natural de la USC —donde fue presentado esta semana— junto con una réplica del meteorito completo. La otra mitad será expuesta en el futuro en el Concello de Baralla.

Según Manuel Andrade, es posible que existan otros dos fragmentos de meteorito de 250 y 140 gramos. Sus posiciones aproximadas están determinadas, pero encontrarlos sería una odisea por la orografía, el tipo de terreno en el que están y el paso del tiempo.

«A historia da busca do meteorito daría para unha película, pero ao final acabou ben»

Una vez acotada la zona en la que se sabía que había caído el meteorito, los investigadores iniciaron la búsqueda, que fue una auténtica odisea. «A historia daría para unha película. Tivemos que pedir un permiso especial para saír, porque estabamos no confinamento estrito, e poñermos a buscar na montaña de Lugo. Ao principio a xente da zona amosaba interese científico polo que lle contabamos, pero pronto nos enteramos de que apareceran por alí dous ou tres grupos de caza meteoritos e creáronse suspicacias. Os meteoritos frescos valen moitos cartos e hai un mercado negro moi potente. Son obxectos que nos achegan información de como era o sistema solar cando se formou hai 4.600 millóns de anos e páganse cantidades enormes. A partir de aí a xente xa empezou a preguntar canto valería o meteorito se o atopaban», comenta Andrade.

Poco tiempo después un particular contactó con el Museo de Ciencias Naturales de Madrid buscando a alguien que le analizase una piedra con aspecto de meteorito que había encontrado fortuitamente en un prado de su propiedad dentro de la zona de búsqueda acotada por la investigación. «Uns metros máis alá e estaría nunha silveira e nunca se atoparía», dice.

«Viaxamos por Europa para ver o eclipse total do 99 e á volta creamos a Sociedade Astronómica da Estrada»

Manuel Andrade estudió el primer curso de parvulitos en el Colexio Comarcal de Lalín, donde su madre, Inés Baliño, daba clases por aquel entonces. El primer curso de EGB lo cursó en la escuela unitaria de Barbude (A Estrada), en la que su madre fue su maestra, y terminó la Educación General Básica en el colegio público de Figueiroa. De esa etapa recuerda con especial cariño a los profesores de las materias que más le apasionaban. Como Baldomero Rancaño, que le daba clases de Matemáticas; Tino Regueira, profesor de Física y Química, o Dolores Goldar, que impartía Ciencias. «Encantábanme as Matemáticas e a Física. Lía moito sobre eses temas. Non sabía que quería ser de maior, pero tiña claro que algo desas ramas», recuerda Andrade.

La formación del estradense continuó en el IES Manuel García Barros y luego en la facultad de Física de la USC, donde Manuel Andrade se formó como físico de partículas. Después vinieron el doctoramiento en Matemática Aplicada y los estudios de astronomía vinculados al observatorio astronómico Ramón María Aller de la USC.

Al terminar sus estudios universitarios, Andrade y un grupo de amigos llegaron a fundar en A Estrada una asociación de divulgación astronómica. Todo empezó con el eclipse de sol total del año 1999. «Fixen coa miña compañeira e cuns amigos unha viaxe de Interraíl por Europa para ver o eclipse. Chegamos todos entusiasmados e á volta montamos unha asociación, a Sociedade Astronómica da Estrada, á que se sumou moita xente. Fixemos cousas interesantes: observacións nocturnas, cursos e conferencia, incluso en concellos do redor. Despois fómonos dispersando e a asociación quedou parada», recuerda.

Profesor e investigador de la USC

Desde hace veinte años, Manuel Andrade reside en Lugo, donde en la actualidad imparte clases de Matemáticas en la Escola Politécnica Superior. Además, también enseña Astrodinámica a los alumnos del Máster de Matemáticas en el campus de Santiago e imparte seminarios de divulgación astronómica y astrofísica en el Cuarto Ciclo de la USC en Lugo. Todo ello lo compagina con su trabajo en diversas líneas de investigación dentro del campo de la astronomía, como el caso del meteorito de Traspena. El superbólido que cayó inesperadamente en Baralla le obligó a Andrade a aparcar otros estudios en marcha sobre el cálculo de órbitas de estrellas binarias o planetas extrasolares. Ahora que el meteorito ya ha hecho historia, Andrade volverá a sumergirse en la mecánica celeste y los cálculos de probabilidades de hallar vida en otros planetas.